Los jóvenes de hoy tienen peores expectativas que las que tuvieron sus padres y un fantasma recorre sus cabezas: que no se puede hacer nada ante las situaciones de incertidumbre, precariedad y explotación laboral. La desaparición del espíritu militante extiende la pesadumbre y, en consecuencia, se cambia el sindicato por la consulta del psicólogo, el entretenimiento de Netflix sustituye al ateneo cultural y el afrontar los problemas en soledad se disimula por el activismo de las redes sociales. Encuentro y Solidaridad organizó los días 11 y 12 de marzo un curso en la Casa Emaús de Torremocha que buscaba crear un espacio de diálogo para revertir esa marea pesimista. El curso comenzó con un análisis para evidenciar de un modo práctico el lugar que ocupa el trabajo en nuestra economía; seguiremos con relatos de experiencias de trabajo en el emprendimiento autónomo, la precariedad, la hostelería, la inmigración y la familia joven; una reflexión sobre el trabajo en el actual sistema económico y político actual y acabó con un trabajo común para crear un “nosotros solidario” con cabeza y corazón. Recogemos aquí la aportación de Eugenio Rodríguez en esta última fase del curso.