Una año más, desde el 18 de diciembre al 7 de enero, se ha instalado en la Plaza Santo Domingo el Belén Migrante, una iniciativa de la Delegación Diocesana de Migraciones y la asociación Encuentro y Solidaridad que lleva 7 años llevando un mensaje de solidaridad y justicia con los migrantes en el ambiente navideño.
Hemos contado con la colaboración de muchas personas y organizaciones como la Delegación de Familia y Vida y el Ayuntamiento. Queremos destacar el trabajo de lagunas personas sin hogar del albergue de Cáritas, además de diversos coros de la ciudad y asociaciones de inmigrantes que han venido a cantar villancicos o bailar, como la asociación de ecuatorianos que participó en el acto de inauguración. Este año nos inspiramos en el lema «libres de elegir si quedarse o migrar». Al igual que muchos migrantes la familia de Nazareth se vio forzada a emigrar hacia Egipto debido a la persecución y la violencia de los poderosos. En la parte izquierda del belen, reflejamos la matanza de los inocentes, ordenada por Herodes en un país ocupado por el Imperio Romano. Hoy en día, esa matanza se repite en todo el mundo, cómo podemos ver en los recortes de prensa del marco del belén. Precisamente, estas últimas semanas destaca especialmente la violencia en la misma tierra de Jesús, no solo por parte de los Herodes locales, aliados con los nuevos Imperios, sino también, como intentamos reflejar, por grupos locales que optan por la violencia para defender su causa. Una de las dramáticas consecuencias es la migración forzada de la población civil, que se enfrentan a muros y fronteras inhumanas para sobrevivir. En Egipto, país rico y poderoso, lo que les espera a los migrantes es el trabajo esclavo que sostiene esa prosperidad. Lo mismo les ocurre a tantos migrantes que al llegar a los «nuevos Egiptos», como nuestro propio país, sufren las consecuencias de unas injustas leyes de extranjería la explotación laboral y la exclusión social. Al fondo podemos ver que los poderosos a ambos lados de la frontera, en el fondo, son un único poder globalizado que, además, intenta convertir la navidad en un negocio consumista, cómo podemos ver en el lado derecho del marco. A pesar de todo, el nacimiento de Jesús, encarnado en los que sufren sigue hoy en día siendo fuente de esperanza y de luz para todos los que queremos un mundo justo y fraterno, en el que se resuelvan los conflictos desde la noviolencia y todos los seres humanos sean, como pide el Papa Francisco, realmente libres de elegir si quedarse o migrar.