Fuente: iqbalmasih.org
Más de 373 millones de niños esclavos elaboran nuestros productos cotidianos
Recordemos la petición de Iqbal Masih: ¡No compréis la sangre de los niños!
Seguimos constatando que, ya avanzado el siglo XXI, sigue existiendo la esclavitud a nuestro alrededor y no sólo eso, sino que también sigue existiendo la esclavitud infantil. Este hecho, especialmente doloroso es lo que se trata de visibilizar en el «Día mundial contra la esclavitud infantil». El día se eligió para conmemorar la lucha de Iqbal Masih, un niño esclavo paquistaní que fue liberado gracias al trabajo del Frente de Liberación del Trabajo Forzado (BLLF por sus siglas en inglés) y que fue asesinado con doce años, el 16 de abril de 1995, hace treinta años.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) habla de 160 millones de víctimas del trabajo infantil, lo que supone 1 de cada 10, aunque un reciente estudio de las universidades de Zurich y Pennsylvania estima que el número es superior a 373 millones. Quizá habría que añadir también en este cómputo los 150 millones de niños invisibles, cuyo nacimiento ni siquiera está registrado.
Cualquier cifra es escandalosa, porque, como recordaba recientemente el Papa Francisco, «un niño que no sonríe, un niño que no sueña, no podrá conocer ni dejar florecer sus talentos. En todas partes de la tierra hay niños explotados por una economía que no respeta la vida; una economía que, al hacerlo, quema nuestro mayor depósito de esperanza y amor».
La lista de sectores en los que se encuentra esclavizada la infancia es prácticamente interminable: minería, agricultura, prostitución, fábricas, servidumbre doméstica, mendicidad, matrimonio forzado, tráfico de droga, venta ambulante, en los basureros, en las calles,…
Todo a nuestro alrededor nos recuerda el grito de Iqbal Masih ante nuestra sociedad llamada desarrollada: ¡No compréis la sangre de los niños! Y ahí la tenemos: en nuestros perfumes, ladrillos, pornografía, coches, alimentos, ropa.
La lista es interminable y nuestra responsabilidades fundamentales son:
- No seguir siendo cómplices consumiendo estos productos.
- Reclamar a las instituciones que gobiernan este mundo salvaje que dejen de apoyar un sistema que genera esclavos en serie.
La libertad es un derecho y los deberes fundamentales de los niños deben ser jugar y estudiar, formarse para ser adultos que contribuyan a mejorar esta sociedad.
Asociación Iqbal Masih Contra la Esclavitud (AIMCE)
iqbalmasihsalamanca @ gmail.com





