Volvemos a vivir la Navidad
Para los cristianos, no es un hecho del pasado. Dios sigue naciendo hoy. Como hace 2000 años, María, la mujer pobre, sigue diciendo SI a la promesa de Dios. Como hace 2000 años, Dios sigue naciendo pobre entre los pobres. Como hace 2000 años, se anuncia a los pobres la Buena Nueva. Como hace 2000 años, los magos vienen a adorar al Niño. Aunque El Corte Inglés y nosotros mismos tratemos de inundar todo con juguetes y consumismo. Como hace 2000 años, Dios sigue naciendo emigrante, perseguido, entre los emigrantes y perseguidos de hoy. Entre esos a los que ponemos muros, vallas y alambradas de concertinas. Como hace 2000 años, Dios sigue naciendo entre los inocentes, a los que los poderosos no tienen ningún reparo en asesinar para conservar sus privilegios.
Es Navidad. Dios está con nosotros
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Anuncio a María
En un lugar recóndito, ignorada del mundo, una joven pobre le dice “Si” a Dios. Cambia la historia. Hoy muchas mujeres siguen dando el “Si” a Dios para ayudar a sus hermanos. Siguen dándose completamente, por amor, a los demás. Sin reclamar privilegios. Siguen cambiando la historia.
Huida a Egipto
Hoy los empobrecidos siguen huyendo de las guerras, de las dictaduras sangrientas, del hambre. La vieja Europa ha olvidado sus raíces y los rechaza. Hemos convertido el Estrecho de Gibraltar en una inmensa fosa común. Entre sus dos orillas se encuentra hoy la mayor diferencia económica, entre riqueza y pobreza, del mundo. Vienen desesperados, hombres, mujeres y niños. Les recibimos con miedo. Olvidamos que no hace mucho fuimos nosotros emigrantes. Y los rechazamos. Dios sigue naciendo entre ellos.
Santos inocentes
Hoy hay cientos de millones de niños esclavos. Imposible calcularlos. Muchos no figuran en ningún registro. “No existen” y “nunca existirán”. Niños soldados en guerras que hemos provocado. Niños en las fábricas de ropa que gastamos. Niños, y especialmente niñas, en la prostitución. En la recolección de flores para nuestros perfumes. Niñas vendidas para trabajar en las casas de los ricos de África, de Asia… y de Europa. Niños trabajando en las minas del Congo para el sacar el coltán de nuestros móviles y nuestros televisores. Cada kilo de mineral es la muerte de dos niños. Nosotros mientras cambiaremos de móvil cada año. Todos sacrificados en el altar del egoísmo. Dios sigue naciendo entre ellos.
Nacimiento en el pesebre
El mundo produce suficiente riqueza para que todos podamos tener buena alimentación y una vida digna, pero hemos repartido mal los bienes del Padre. Jesús no buscó palacios con médicos. Nació en la cuadra “porque no había sitio para ellos en el mesón”. Hoy sigue naciendo en las cuadras, en las cuevas, en las chozas de los pobres. Hoy sigue sin haber sitio para ellos en el mesón.
Anuncio a los pastores
La vieja Europa pierde sus raíces cristianas. Muchas veces vivimos como si Dios no existiera. Como sociedad, ya no entendemos el Evangelio. Hemos cambiado a la persona con dignidad de hijo de Dios por el “tanto tienes, tanto vales”. Pero Dios no se cansa de amar a la humanidad. Y el Evangelio se sigue propagando entre los pobres. Donde se recibe con alegría y esperanza.
Adoración de los magos
En vez de postrarnos ante Dios que nace, inundamos nuestra vida de consumismo y superficialidad. Es curioso que festejemos un acontecimiento justo de la manera contraria de lo que significa ese acontecimiento. Dios se despojó de todo y nació pobre para traer la Buena Nueva a todos. No callemos su voz que, dentro de nosotros, nos sigue llamando al amor incondicional, a la entrega incondicional.