Cuatro alcaldes, cuatro épocas diferentes, cuatro lugares diversos, cuatro orígenes políticos muchas veces contrapuestos… y, sin embargo, un mismo testimonio: se puede ser alcalde y honrado; se puede ser político y solidario; se pueden llevar a la política los principios evangélicos; es posible, es necesario ejercitar la caridad política: amar al hermano políticamente.