El sábado 20 y domingo 21 de junio pudimos compartir una nueva convivencia para familias en Navarra, organizada por la Casa de Cultura y Encuentro de Pamplona y la asociación eclesial Encuentro y Solidaridad. Son convivencias que se caracterizan por combinar el encuentro y el conocimiento de la naturaleza, la cultura, la historia y la espiritualidad de la región con la solidaridad de las personas que lo organizan, asisten o nos acogen, compartiendo los medios de los que disponemos, poniéndolos en común, lo que hace posible que se pueda realizar (coche, tiempo, habilidades, conocimientos y experiencia…).
Después de un periodo largo de confinamiento y de la imposibilidad para realizar actividades al aire libre debido al estado de alarma por el covid-19, desafiando la pereza o el “miedo” al contagio, teníamos ya ganas de tener momentos de convivencia y de contacto con la naturaleza, guardando las debidas medidas de prevención.
Propuesta inicial y organización previa
Partiendo de la propuesta e iniciativa de Samuel, nos pareció una buena idea realizar dos etapas del Camino de Santiago. Se barajaron varias opciones y finalmente se fueron concretando. Se tuvieron en cuenta algunos aspectos organizativos: asistentes, coches y plazas disponibles, personas que aún no pudiendo asistir en su totalidad porque se encontraban trabajando, quisieron participar en algunos momentos y colaborar con la convivencia aportando su trabajo con la intendencia: compra, elaboración de comidas, transporte de personas y mochilas…
Todos los asistentes y colaboradores aportamos comidas diferentes, que íbamos poniendo en conocimiento de todos en el grupo de watshapp que se creó para el evento, para compartir en los diferentes momentos de las dos jornadas.
Las personas con cierta experiencia en excursiones nos dieron unas recomendaciones para caminar (preparar y calentar el cuerpo en la semana previa realizando pequeñas caminatas, llevar calzado usado y cómodo, llevar una mochila pequeña con lo imprescindible para no llevar mucho peso (agua, fruta, frutos secos…), preferentemente pantalones largos y alguna camiseta o chaqueta de manga larga por si fuera necesario en algún momento, repelente de insectos, desayunar bien antes de la excursión…
Yani, enfermera dominicana afincada en Pamplona, se encargó de preparar un pequeño botiquín de urgencia, para curar ampollas y otras heridas.
Comenzamos a caminar. 1ª Etapa: Roncesavalles-Zubiri (21,5 kilómetros)
Es la segunda etapa recomendada del camino francés en su comienzo por tierras españolas.
Todos subímos directos en varios coches hasta Roncesvalles. Como una de las colaboradoras, Deisy, debía trabajar y volverse a Pamplona, pudo encargarse especialmente de la organización de la intendencia y en el regreso dejar comidas y mochilas de ropa y aseo en el albergue de Zubiri, posibilitando también, una vez que se concluyera la etapa en Zubiri, acercar a los conductores por la tarde hasta Roncesvalles, donde dejaron sus coches por la mañana, y poder así trasladar todos los coches hasta Zubiri.
Comenzamos la caminata desde Roncesvalles, sobre las 8:30, rumbo a Zubiri. Desde el principio pudimos contemplar y disfrutar de la bella estampa que nos regala la naturaleza del entorno: montañas, valles, vegetación, animales…
Tuvimos la gran suerte de que nos acompañara, en esta primera etapa, Úrsula, peruana afincada desde hace muchos años en Navarra y muy conocedora del camino de Santiago en sus múltiples aspectos, que nos contó algunos datos interesantísimos sobre la historia y la importancia del Camino de Santiago a lo largo de los siglos, también en la actualidad. Fue una auténtica gozada poder escucharla y poder aprender y descubrir aspectos desconocidos para muchos de nosotros.
Breve semblanza de la etapa Roncesavalles-Zubiri (21,5 kilómetros):
Durante varios momentos del camino debimos estar alerta, porque ¡ojo!, a veces te puedes despistar y coger la senda que no es. Se debe seguir la senda jacobea, marcada por la concha y flecha amarilla.
El trazado que nos esperaba en sus primeras zonas no era complicado. La mayoría de los tramos son llanos y los ascensos al alto de Mezkiritz (920 metros) y alto de Erro (800 metros) no son extremadamente pronunciados. Caminábamos rodeados de tramos boscosos, donde los robles y las hayas estaban muy presentes; y amplios prados. El encantado Robledal de las Brujas, en el inicio de la etapa, y lo bucólico del río Arga, en nuestra llegada a Zubiri, fueron los grandes regalos de la jornada.
Tras Espinal el perfil se endurece y llega el trazado “rompepiernas”. Lo más complicado es el descenso vertiginoso de 275 metros, desde el alto de Erro a Zubiri y el valle de Esteribar.
Llegada a Zubiri
Por fin, después de unos últimos tramos complicados y sufridos, la alegría de la llegada a la meta de la etapa. Allí, en el albergue, nos esperaban Hugo y Wendy, y más tarde se fueron incorporando Deisy, Jenny y Marisol, colaborando en la intendencia y aportando sus dotes culinarias y su buen hacer en la organización de la cocina y las comidas.
En el comedor del albergue, niños, jóvenes y adultos compartimos un agradable rato de comida, aportada por los asistentes, y en donde la charla, las bromas y las risas tampoco faltaron.
Una vez “llenado el carro de combustible”, cansados por la etapa realizada, nos dispusimos con buen ánimo a disfrutar del descanso y tiempo libre merecido: los niños rápidamente se fueron al cercano río a refrescarse y jugar, al igual que algunos adultos. A media tarde, algunos también dimos una vuelta por el pueblo. Al anochecer, cena y descanso para recargar y restaurar nuestros cuerpos.
La sorpresa del desayuno del domingo
Fue sorprendente para los padres ver cómo, nuestras hijas pequeñas (desde los 7 a los 10 años), a pesar del cansancio del día anterior, se levantaban a las 5:30 de la mañana, una hora antes que nosotros para preparar con tanto cariño, creatividad y detalle el desayuno del domingo. Hasta nos organizaron el lugar que nos debía corresponder apuntando en un papel el nombre de todos los asistentes, al igual que sucede en las bodas y otros eventos importantes. Posteriormente, con la colaboración de los padres, se fue calentando la leche y el café, y se pudo aprovechar el pan sobrante del día anterior preparando pan tostado. Pensamos que es muy importante dar valor a la comida, aprovecharla al máximo para no desperdiciarla ni tirarla, por lo que, en nuestros actos y convivencias intentamos tenerlo en cuenta.
2ª Etapa: Zubiri-Huarte-Pamplona (20,4 kilómetros)
Salimos puntualmente a las 8 rumbo a Huarte y Pamplona. Mari Cruz, Jenny, Wendy y Marisol se pudieron incorporar a esta caminata que, con suaves pendientes, discurre a lo largo del río Arga y en la que nos encontramos con varios puentes medievales.
A lo largo del recorrido existe la opción de escoger seguir la ruta jacobea, algo más alejada del río Arga, o seguir un suave paseo hasta Pamplona por el paseo fluvial a la orilla del río.
La opción del paseo fluvial y la que sale de frente desde Zabaldika llevan hasta un merendero situado al otro lado de la N-135 (Km 12,9). Mesas, barbacoas e incluso servicios animan al descanso. Allí pudimos reencontrarnos la mayoría de los que caminábamos en grupos diferentes debido a los diversos ritmos con los que caminábamos y tener un momento de merienda y refrigerio.
En este punto el itinerario se bifurca. Si giramos a la izquierda y cruzamos el río podemos retomar el paseo fluvial hasta Pamplona, pasando antes por Huarte. Esta opción es algo más larga, con menos desnivel y discurre siempre pegada al río. La alternativa de Huarte fue la opción que escogimos. No pasa por Arre, deja a un lado Villava y Burlada y enlaza con la histórica en la carretera de Burlada, a escasa distancia del puente de la Magdalena. La otra opción, la histórica, prosigue de frente y nos lleva a subir una senda que lleva hasta el antiguo señorío de Arleta, hoy un conjunto de casas arruinadas.
Hubo algunos caminantes que, yendo a un mayor ritmo que el resto, llegaron hasta Pamplona, pero la mayoría del grupo llegamos hasta Huarte, donde compartimos el descanso, la comida y el baño en el río Arga.
Entre las personas que hicimos la excursión completa y las que hicieron sólo una de las dos etapas o compartieron algún momento de convivencia, los participantes que coincidimos fuimos en total: 17 adultos, 10 jóvenes (desde los 12 años), 6 niños (con edades entre los 7 y los 11 años) y hasta un perro llamado Archie.
A media tarde llegó el momento de la despedida y del regreso al hogar, después de haber compartido una experiencia inolvidable.
La experiencia es vivencia reflexionada: Camino de Santiago, una experiencia de la vida y una lección para la vida
Una vez acabada la experiencia, en el reposo y la reflexión del hogar, surgió la necesidad de expresar, compartir y poner palabras a lo vivido. Así que fuimos tomando nota a nuestras propias reflexiones partiendo de esta pregunta: ¿Qué nos ha aportado la experiencia del camino de Santiago personalmente, como familia? Estas fueron las aportaciones de algunos caminantes:
Samuel: “Bueno, yo creo que ha sido un trabajo conjunto, nos hemos complementado bien y cada uno ha aportado su granito de arena para que todo esto haya salido genial. Ha sido un esfuerzo común. Los niños también han colaborado y no se han quejado y es una experiencia para familias e hijos. Además, añadir: solidaridad, contemplación de la naturaleza, familia de familias, cariño, confianza de unos con otros. Confianza en las posibilidades de todos para conseguir un objetivo común. Generosidad, paciencia, comprensión, la constatación de que trabajando juntos podemos conseguir nuestras metas, las del camino, y las de la vida”.
Nuria: “Yo, medio muerta, aunque contenta, la verdad. ¡El camino me ha dejado ganas de conocer más la naturaleza, la historia, de profundizar más en la fe y ganas de volver! ¡Sí que ha sido un trabajo en conjunto, sí, cada uno aportando trabajo y cariño de manera diferente!”
Mari Cruz: “El Camino es una escuela para la Vida”.
Claudio: “Quisiera expresar unas palabras de agradecimiento para este increíble GRUPO. Ustedes son la clara muestra de que todas las cosas se pueden lograr cuando se trabaja en equipo y en armonía. Me gustaría pedir un gran aplauso para todos lo que hicieron posible esto. No daré nombres porque sería injusto que me olvide de alguien. ¡¡GRACIAS POR ESTE HERMOSO CAMINO, GRUPO!!”
Elena: “¡Gracias por los momentos compartidos… Sois como una gran familia!”
Marisol: “Yo hablando de mi propio ser y experiencia de fe quiero agradecer a Dios por habernos escogido a mí y a mi hija para poder participar en esta experiencia como apóstoles de Jesús, y desde esa manera poder explicar a mi hija que la vida no es fácil, que es como el camino que hemos caminado, con altos y bajos, como puede ser larga o corta, la fe es lo mismo: si no crees en algo que no ves pero si lo permites que habite en ti lo veras y lo sentirás, y hay que alimentar dando gracias a Dios por todo lo que tenemos y nos da, por la salud de todos y cada uno de nosotros y de nuestra familia, y como grupo muy hermoso el poder compartir momentos del aquí y ahora que son inolvidables, que no se repiten. Vendrán otros momentos, si, pero con otras experiencias, tan lindas. Pase lo que pase, todo es bueno en la vida, todo es por aprender, compartir y saber agradecer, y gracias a los niños por permitirnos vivir tan linda experiencia, gracias a las niñas hermosas por habernos preparado el desayuno, son un ejemplo, y de eso también tenemos que aprender y saber dar las gracias, como padres fue emocionante. Gracias a las personas que se unieron después con el fiambre para llenar nuestro estómago, eso es lo que hace unir el cariño verdadero a un grupo como el nuestro, gracias a todos y cada uno de los caminantes. El camino no está hecho, el camino se hace al andar…”
Ilde: “El camino es una bonita experiencia de la vida y una lección para la vida: en el camino, como en la vida, se requiere esfuerzo, constancia, hay momentos diferentes y complementarios (subidas, bajadas, llanos), el mismo camino para todos se afrontan en cada momento con diferentes ritmos vitales, se afrontan limites, dificultades y cansancios. En algunos momentos del camino recordaba mis experiencias de duro trabajo sacrificado con mi padre, desde jovenzuelo, en los olivares de Jaén, como una de las experiencias vividas que, pasados los años, más agradezco a mis padres. Nunca olvidaré aquella vez que, en pleno agosto andaluz, estuvimos trabajando mi padre y yo desde las 8 hasta las 12 de la mañana sin tener agua por haberla olvidado, habernos propuesto terminar el trabajo previsto a pesar de la sed y el calor sofocante y ser capaces de aguantar el duro trabajo hasta que estuvo terminado”.
Roberto: “Gracias por todo, por compartir cada momento y demostrar que en la convivencia entre diferentes culturas se puede convivir, gracias a todo el grupo”.
Dos días después de la caminata, algunos de los participantes tuvimos también nuestro encuentro semanal de “Escuela de padres” en la Casa de Cultura y Encuentro de Pamplona, situada en la C/Sangüesa, frente al nº 33, y aprovechando esta experiencia común vivida en el camino de Santiago, compartimos un interesante rato de diálogo sobre la importancia educativa del contacto con la naturaleza, ayudados también con la lectura y reflexión de un capítulo del libro “Educar en el asombro”, de Catherine L´Ecuyer, dedicado a este tema. Aportamos nuestras inquietudes y experiencias, y nos enriquecimos de las claves aportadas entre unos y otros, de las que destacamos las siguientes:
Estar confinados sin poder salir por la situación del covid-19, nos ha hecho redescubrir y valorar muchas cosas sencillas de la vida, a las que no dábamos importancia, como el contacto con la naturaleza.
A diferencia de los ritmos de nuestra sociedad, inducidos por los vertiginosos cambios y ritmos tecnológicos, que generan inmediatez, ansiedad, impulsividad, posibilidades ilimitadas y gratificación inmediata con baja tolerancia a la frustración (“lo quiero todo y lo quiero ya”), que no tolera la espera paciente, que fomenta la falta de esfuerzo… el contacto con la naturaleza aporta la experiencia del límite, del desarrollo y ritmo lento de los procesos naturales y vitales (crecimiento de plantas, flores y la necesidad de su cuidado constante y persistente mediante el riego…). En este sentido, la experiencia del camino aporta unos ingredientes fundamentales para afrontar los desafíos de la vida, al igual que se afrontan los desafíos del camino, los ingredientes “CES”: Constancia, esfuerzo, sacrificio (dolor), trabajo, en definitiva.
Los niños que asistieron (a partir de 8 años), al igual que los adultos, tuvieron sus dificultades y hasta momentos críticos de crisis por los dolores y cansancios, que supieron afrontar con la ayuda de todos. Hasta Sara, una niña, animaba a su madre diciéndole: “el cansancio es mental”. Muchas veces en la vida, como en el camino, tenemos la tentación de abandonar lo que emprendemos, de pensar que no seremos capaces de afrontar las dificultades, pero la experiencia vivida nos demostró que sí, que el ser humano, desde niño, es capaz de afrontar las contrariedades mucho más de lo que pensamos, destacando que en ocasiones la fuerza y aliento del grupo tira de nosotros, porque juntos llegamos más lejos, y en mejores condiciones. Comentábamos también cómo los niños se muestran más quejosos y vulnerables con las personas de más confianza como sus padres y menos con otros adultos.
La importancia de desconectar de los ritmos y rutinas semanales de trabajo y descansar cambiando de actividad, y de compañías, puesto que las relaciones con otras personas y familias nos ayudan a oxigenarnos en nuestras propias relaciones personales y familiares, dotarnos de ciertas rutinas en los fines de semana para tener contactos con la naturaleza, y aprovechar los momentos de vacaciones de los niños para apuntarlos a campamentos y otras actividades en la naturaleza.
Se destacó la importancia de compartir actividades juntos, como familia, y que los niños y jóvenes tengan su propio protagonismo en la preparación de las actividades y su espacio propio dentro de misma. Quitar juguetes y aparatos, y regalar experiencias (actividades, viajes, visitas, acampadas, relaciones…)
En definitiva, una experiencia gozosa de la que todos regresamos a casa muy cansados pero también muy contentos, reconfortados y satisfechos con el sacrificio y esfuerzo personal y colectivo que también tuvo sus momentos de recompensa, fortalecidos en nuestra autoestima porque comprobamos que, a pesar de las dificultades y dolores, fuimos capaces de afrontar y superar los objetivos que nos marcaba el camino, descubriendo que la felicidad no hay que ir a buscarla, falsamente, en cosas raras o facilonas… porque sin amor ni esfuerzo no hay felicidad.
A todos no quedaron ganas de continuar organizando y asistiendo a próximas convivencias y etapas del camino de Santiago a su paso por Navarra. El reto, a buen seguro, continuará…
Aquellas personas y familias que quieran estar informados de las convivencias que organicemos desde la Casa de Cultura y Encuentro de Pamplona, de la asociación Encuentro y Solidaridad, pueden dejar su nombre, mail y nº de teléfono en el mail: navarra@encuentroysolidaridad.net
Excelente!!!! Para Sarah y para mi fue una experiencia única, la sinergia de grupo fue clave. Gracias a Dios por permitirnos hacer esta excursión, disfrutar de tu maravillosa creación.