Este fin de semana hemos dedicado nuestro «Encuentro» a esa gran fuente de la solidaridad que es Dios. Especialmente el Dios-con-nosotros. Para «entrar más adentro en la espesura» hemos abierto en nuestras vidas un espacio de encuentro intentado vivir estos días con sencillez compartiendo tareas, sueños, realidades que traemos entre manos. Hemos querido quitar estorbos (consumos, vanidades y ombliguismos varios) para el encuentro más radical, el encuentro comunitario con la altura, anchura y profundidad de Cristo.
Junto al Evangelio, el silencio y nuestras vidas hemos entrado en contacto con la Hermanita Magdeleine, una mujer que quedó fascinada por la experiencia del hermano Carlos de Foucauld y en pleno siglo XX podemos decir que avanzó de manera muy fecunda en esa espiritualidad. Magdeleine nos invita a volver a Nazaret, al trabajo, a lo pequeño, a los pequeños, a ser pequeños, a la amistad, a la adoración y tantas otras cosas que realmente llegan al corazón.
Hermanita Magdeleine se abrazó con fuerza al pequeño Niño Jesús y decía a las hermanas: Os estorbará para ser duras, os estorbará para….
Además de la peripecia apostólica vital de esta mujer nos hemos mirado en ella para plantearnos personal y comunitariamente nuestro coraje, valentía, infancia espiritual, silencio etc.
Hermanita Josefa ha venido desde Murcia para contagiarnos su experiencia. Y lo hecho sin invadir, sin dar lecciones, con experiencia, con humildad, y nos ha seducido. Nos hemos hecho más amigos de Josefa y de la familia Foucauld pero más amigos aún de Jesús, especialmente de Jesús Niño y de Nazaret, como ellos y nosotros deseamos en esta colosal familia que es la Iglesia y en esta familia verdadera que es una humanidad sin fronteras