“La Pobreza cristiana no se distingue por ‘carencias’ sino que es Plenitud. El que comparte lo que tiene, cada vez se da cuenta de que tiene más cosas para compartir.
Aparte de compartir lo que es fruto de su propio trabajo y esfuerzo material, intelectual y sobrenatural se encuentra con que puede compartir su alegría con los tristes, y la luz del sol con los ojos turbios; el gozo de las estaciones del año y la Eucaristía; el cielo y la tierra; una lágrima y una sonrisa; la salud y la enfermedad; el trabajo y el descanso… toda la creación, y el mismo Creador, son suyos si los comparte con Espíritu sobrenatural de Pobreza.
Los que miran el Espíritu de Pobreza cristiano solamente como un desapego de todo lo creado, se quedan en el primer paso, y por eso están inmóviles. El primer paso es desapegarse del egoísmo y destararlo. Pero esto no basta, ni siquiera sería posible progresar ordenadamente por este camino si no se acompañara de su aspecto positivo que puede expresarse así: No para mí, sino para Cristo que lo necesita o lo desea en la persona de los ‘próximos’”.
Guillermo Rovirosa, Cap.4 Promoción de los débiles en Cooperatismo Integral (1959)
Fotografía Tomás Medina, Bosque de Lucerna, Suiza
Es increíble esta aportación del amigo Rovirosa sobre la virtud de la pobreza. Cómo con tan pocas palabras se puede llegar tan profundo.
Pues que el Señor nos conceda «alma de pobre» para vivir la riqueza del «sólo Dios basta».
Gracias Isabella por compartir
Me ha gustado mucho la expresión: «la pobreza cristiana… es plenitud.». «Es compartir lo que tengo» y no de lo que me sobra.
Muy claro Isabela, gracias.
Un abrazo y feliz verano.