Encuentro y Solidaridad ha comenzado a andar después de un largo proceso de reflexión y debate interno dentro del Movimiento Cultural Cristiano. De manera consciente y responsable las personas que durante años habíamos dado vida al MCC, nacido de la espiritualidad de Guillermo Rovirosa y fundado por Julián Gómez del Castillo, aceptamos que se hacía necesario seguir nuestro camino en dos organizaciones distintas. Las diferencias en el modo de entender y vivir el compromiso de los laicos en el mundo y de colaborar en la construcción de un mundo más solidario explican la decisión que, no sin dolor, se adoptó el 12 de noviembre por acuerdo de todos los militantes.
Encuentro y Solidaridad, cuyos Estatutos fueron aprobados el pasado 16 de abril, durante la 111ª Asamblea Plenaria del Episcopado Español, es hoy un Movimiento Apostólico que se propone colaborar activamente en la misión evangelizadora desde una espiritualidad de encarnación y lucha contra las causas de la injusticia.
Encuentro y Solidaridad nace con entusiasmo, que quiere decir poseído por Dios, al servicio de una tarea que quiere ser entusiasmante. Somos hijos de la tradición del apostolado militante de Guillermo Rovirosa que nos legaron el matrimonio de Julián Gómez del Castillo y Trinidad y, como herederos de esta tradición, queremos seguir siendo fieles a nuestras raíces. Nuestro propósito es ser un movimiento de frontera con vocación de servicio, abierto a las necesidades reales de los hombres y mujeres con quienes compartimos la vida, libres para denunciar las injusticias que azotan nuestro mundo, comprometidos con la Iglesia en salida a la que nos convoca el Papa Francisco y fieles al Evangelio.
Como Movimiento Apostólico, Encuentro y Solidaridad quiere servir al diálogo. Las personas que damos vida a esta nueva realidad eclesial trabajamos en ámbitos culturales, sociales, económicos y políticos plurales desde los que queremos promover el diálogo y en los que queremos hacer presente el mensaje cristiano. De este modo nos comprometemos a llevar el mensaje cristiano a una sociedad que, quizás parezca que cada día está menos interesada en escuchar a Dios, pero que, sin embargo, tiene sed de Él. Como Don Tomás Malagón, creemos que el mejor modo de construir Sociedad es construyendo Iglesia. Sabemos que este compromiso en el mundo es arriesgado, pero estamos convencidos de que no es posible “la evangelización de sofá”.
Encuentro y Solidaridad quiere crear redes de solidaridad. Entendemos que ésta, tal y como nos han enseñado el movimiento obrero pobre y definió Juan Pablo II, es “compartir hasta lo necesario para vivir”.
Las personas que damos vida a Encuentro y Solidaridad somos conscientes del cambio de época que caracteriza el mundo en el que vivimos, de los rostros de la injusticia que van desde el hambre hasta el aborto, el paro, las nuevas formas de esclavitud o las migraciones forzadas. Nuestra vocación laical la queremos vivir desde la caridad política. Y nos comprometemos no solo a denunciar las causas de las injusticias que comprometen la dignidad humana, sino a colaborar activamente para remediarlas.
Las mujeres y los hombres, las familias y amigos que damos vida a Encuentro y Solidaridad abrimos las puertas de nuestro movimiento. Os invitamos a nuestra casa, la Casa Emaús en Torremocha del Jarama. Os invitamos a la mesa para compartir gozos y tristezas, esperanzas y anhelos, y os invitamos a compartir la Oración y la Eucaristía, el compromiso y la lucha.
Y para que la invitación no quede en el olvido, sabed que seréis bienvenidos al 1er Encuentro para la Solidaridad que organizamos este verano. Os queremos ofrecer los Ejercicios espirituales que compartiremos con D. Alfonso Milian, obispo emérito de Barbastro, los Campamentos para niños y jóvenes, y los dos Cursos que ya tenemos en marcha sobre “Cultura del Encuentro” y “Solidaridad Hoy” en los que participarán, entre otros, el economista Josep Burgaya y el sacerdote eritreo y candidato al Nobel de la Paz Mussie Zerai.
Además del lugar de encuentro que es el mundo, las redes sociales y nuestra web son una prolongación de nuestra casa que también os invitamos a visitar.
¡Sed bienvenidos!