LA SOLIDARIDAD ES EL MOTOR DE LA HISTORIA PASO A PASO, PIEZA A PIEZA
Querido lector, no sé tu nombre, no te conozco ni sé cuáles son tus circunstancias. Sospecho, sin embargo, que la tuya también es una historia de amor. Seguramente, si repasas tu vida con atención, encontrarás hechos de solidaridad. A veces han sido gestos sencillos y otras veces acciones significativas continuadas a lo largo del tiempo. Descubrirás que no pocas veces la solidaridad ha sido lo fundamental de tu existencia.
La solidaridad ha escrito las páginas más hermosas de la historia de los pueblos. La solidaridad ha empujado la historia hacia horizontes de fraternidad, ha rescatado la humanidad allí donde se había perdido su rastro y lo ha hecho a partir de personas y grupos humanos concretos y reconocibles.
Las noticias que vemos a través de cada vez más pantallas y los libros de historia más leídos parecen defender la tesis opuesta. Siguen existiendo las guerras, sigue existiendo el hambre provocada, la explotación laboral, la muerte de inmigrantes en las fronteras, la discriminación de la mujer, el abuso de la infancia, los negocios inhumanos, los desastres naturales… Un repaso a los grandes acontecimientos del último siglo o de la actualidad más reciente pueden conducirnos a la conclusión precipitada de que la solidaridad no es significativa, que el mal acaba triunfando. Es necesario ver más allá de las apariencias.
Una mirada agradecida sobre nuestra historia personal y una mirada honesta a la realidad pueden ayudarnos a entender que efectivamente la solidaridad es el gran motor de la historia; el motor de nuestras historias personales y de nuestra historia colectiva.
Las siguientes páginas pretenden ofrecer un instrumento sencillo en el camino de construir una muy necesaria historia de la solidaridad. Las páginas pares seguirán el proceso cronológico de la historia y las páginas impares nos acercarán a personas y colectivos actuales que confirman con sus vidas la vigencia y la frescura de la propuesta solidaria.