Fermín Robles
El domingo 5 de octubre escuche unos cuantos mensajes que tenían que ver con cuestiones de política moral, o de política y moral o incluso de política inmoral, sobre los migrantes y refugiados. Te los comparto.
«Habéis tenido que dejar vuestra tierra, vuestras raíces, vuestras familias, buscando un futuro mejor.»
«Es bueno preguntarnos: ¿qué os diferencia en la manera de mirarnos unos a otros? ¿Qué nos diferencia en la manera de mirarnos a los ojos? Los partidos políticos de todo signo suelen convertir vuestro drama migratorio en cálculo electoral. El mundo suele dividir: habla de “nosotros” y de “ellos”, de “nacionales” y de “extranjeros”. Vuestras vidas, vuestro dolor, se convierten muchas veces en instrumento de intereses políticos o ideológicos.»
«Es el clamor de los que sufren violencia, desplazamiento, injusticia.»
«Europa se ha vuelto un poco sorda (…) y, sin darnos cuenta, eso nos lleva a actuar con falta de compasión, a anestesiarnos ante el dolor ajeno, a adormecer el anhelo de justicia y cruzarnos de brazos ante el empeño en la universalización de los derechos.»
«Nos invitáis a tener un corazón de carne, sensible, hospitalario; un corazón que entiende que la migración y el asilo son cuestión de justicia y de derechos humanos, no de ideologías ni de fronteras.»
«Queremos una migración segura, ordenada y humana. Debemos poner todos los medios para respetar el derecho a migrar y, también, el derecho a permanecer en el país de origen. Pero no podemos hacer de la integración una carrera de obstáculos donde solo sobreviven los más fuertes, o los que logran sortear una burocracia sin alma, o los que han sabido aprovechar mejor las fisuras del sistema. No. La dignidad no se gana, se reconoce.»
«Para no olvidar la hospitalidad, no hay nada como la humildad del encuentro personal. Mirar a los ojos frente a todo intento de instrumentalizar los desplazamientos forzosos y de cosificar a las personas que los padecen.»
«Frente a la intoxicación ideológica, el uso partidista del sufrimiento, los discursos de rechazo, el olvido de las causas y el dolor de los desplazamientos obligados, tenemos que dar a conocer los numerosos relatos positivos de integración y de participación de los migrantes y refugiados…»
«Las migraciones están siendo utilizadas como “ariete geoestratégico” y una forma de guerra híbrida para polarizar a la opinión pública, desestabilizarnos e inocular el virus del “miedo al diferente”. En un mundo que usa las migraciones como arma política, una respuesta: la defensa pacífica y radical de la vida y de la dignidad humana, en todas sus etapas y circunstancias.»
«Muchos de vosotros seguís siendo invisibles ante la ley.»
«Queremos seguir defendiendo los derechos de quienes viven entre nosotros, trabajan entre nosotros y ya son parte de nuestra sociedad. La hospitalidad no es una opción, es un deber moral y social. Nadie debería vivir en la sombra.»
«Respaldamos la Iniciativa Legislativa Popular para que las personas que han echado raíces entre nosotros, conviven pacíficamente entre nosotros y trabajan en la economía sumergida, puedan aflorar y participar en los deberes y derechos colectivos. Mantener en la economía sumergida y en un limbo jurídico a quienes comparten vida honrada con nosotros, es olvidar la moral y apostar por los problemas y la descohesión social.»
«Rotundamente, nadie debería permanecer en situación de ilegalidad, sobre todo después de haber mostrado con hechos y con su vida su empeño por integrarse.»
También escuché otras cosas, a la misma persona… hablaban de amor, de acogida, de hospitalidad, de sensibilidad, de testimonio, de sacrificio, de familia, de Jesús, de la Iglesia… pero, si eres creyente, o no, pero te interesa que tienen que ver esas denuncias políticas con lo cristiano, lo puedes leer aquí. Te lo cuenta José Cobo. El cardenal de Madrid.






Esperemos que este debate político sobre la migración no se convierta en una carrera de obstáculos donde solo sobrevivan los más rápidos en sortear burocracias sin alma. Que la dignidad, que no se gana, se reconozca fácilmente en todos. Y que la hospitalidad, tan presente en estos relatos, no sea solo una opción moral, sino un deber social obligatorio, para que nadie viva en la sombra. Que los testimonios de integración y participación de los migrantes y refugiados sean tan numerosos como los discursos de rechazo, y que la humildad del encuentro personal prevalezca sobre la instrumentalización de los desplazamientos forzosos. Que la Iniciativa Legislativa Popular sea la respuesta a la invisibilidad legal de muchos. En fin, que la sensibilidad y la compasión no se adormezcan, y que la universalización de los derechos sea más que un deseo fugaz.quay random