Autor: Julián García
“La ciencia locuta, causa finita est” (la ciencia ha hablado, el caso está cerrado). Eso si hubiera hablado la ciencia. Que no lo ha hecho, o al menos, para cerrar el caso.
Ha hablado la política, que tampoco. Ha hablado el electoralismo politiquero, populismo le dicen ahora, que trata de apuntarse tantos “escuchando al pueblo” en el asunto del cambio horario.
Así, Pedro Sánchez, invoca a la ciencia y dice que “lo que sí nos dice la ciencia es que trastocan los ritmos biológicos dos veces al año». De igual manera Yolanda Díaz, cabeza de cartel electoral en pugna con Sánchez, y ministra de trabajo ha afirmado que “científicamente, este cambio horario entorpece y dificulta la salud de los trabajadores”.
Por supuesto el ministro de economía, Carlos Cuerpo, en virtud de sus competencias ha citado un estudio (científico-técnico) de la London School of Economics que sostiene que el cambio horario tiene un impacto negativo en la salud de los trabajadores y que ello repercute en productividad.
Y a este simposium no podía faltar la titular de Ciencia, Innovación y universidades (templos de la ciencia) Diana Morant, con el resumen del asunto: “los cambios de horario alteran el sueño, afectan a la salud y apenas generan ahorro energético; cambiar la hora no tiene sentido: la ciencia lo confirma”.
Un ejemplo, o cuatro, de como la neutralidad de la ciencia se ve, una vez más, desdibujada por la ideología proponiendo un debate polarizador para desviar los asuntos del poder politiquero y alejar a la sociedad de la conciencia política.
Una vez más a la sociedad nos han puesto a debatir sobre las consecuencias de los asuntos mientras los poderosos se ocupan de las causas de los mismos.
Para el pueblo las emociones… para los poderosos las decisiones.
Y me surge una reflexión en tres pasos…
El síndrome postvacacional, que no es una enfermedad clínica reconocida oficialmente, pero sí un conjunto de síntomas físicos y emocionales que muchas personas experimentan al volver al trabajo después de un período de vacaciones; como por ejemplo: falta de motivación o apatía, tristeza, irritabilidad o ansiedad, sensación de agobio o frustración, dificultad para concentrarse, fatiga general, dolor de cabeza o muscula, trastornos del sueño, alteraciones digestivas….
Este síndrome tan científicamente descrito es recurrentemente explicado hasta la saciedad durante todas las semanas finales de agosto y primeras de septiembre. Se nos enuncia, describe y hasta se nos ofrecen fórmulas y consejos para que los que lo sufran lo afronten.
El cambio de hora, tres cuartas partes de lo mismo con la diferencia de que la paliza nos la dan dos veces al año. Igualmente enunciado científicamente, explicado técnicamente, aconsejado terapeúticamente y este año manipulado politiqueramente.
Pero el síndrome postaborto donde una vida se pierde con seguridad y otra al menos se daña… ese no existe. Ni científicamente hay consenso, ni políticamente, ni moralmente.
Resulta que a dos afecciones a la salud como el síndrome postvacacional y el cambio horario se le pueden dedicar ríos de tinta periódicamente para justificarlos desde la ciencia pero, a las consecuencias de un aborto, natural o provocado no.
Y esto es así porque mientras de los dos primeros a la sociedad nos ponen a discutir sobre las consecuencias, en el tercero, aunque más grave y prioritario para la humanidad, enseguida aparece una pregunta sobre las causas del aborto que nadie quiere responder.
Y si, de esa pregunta, los datos de respuesta dejan concluir que el paro, la precariedad, la situación socio-económica, de soledad, de falta de apoyo… tienen mucho que ver que con esa alta mortandad, lo mismo nuestra conciencia sería otra y la respuesta política que exigiríamos también. El gobierno que escucha a la sociedad en lo de la salud por el cambio horario.
Esto del aborto lo explicó recientemente la periodista y escritora Ana Iris Simón en este articulo de El país que les dejo aquí.
Ahí además de hablar de las causas del aborto, habla de otras cosas como las consecuencias del postaborto dando a conocer el testimonio de Leire Navaridas y de su organización AMASUVE
Les recomiendo su lectura y el conocimiento de ambas a fin de que cultivemos más nuestra conciencia política y así ser menos proclives a la manipulación de los políticos.
Y no me digan que no tienen tiempo. Al menos esté domingo tienen una hora más. Que sea para la vida.





