¿Cómo sabré que hago la voluntad de Dios y no la mía?

“Para saberlo allá van los DIEZ SI… que iluminan el camino:

1.- SI tengo demasiada prisa por ver los resultados de mi labor: ¡malo! Dios actúa lentamente, pues la acción sobre las almas es lenta.

2.- SI me desanimo con frecuencia: ¡malo! Miro demasiado la relación entre el resultado obtenido y el esfuerzo que ‘me parece’ que he hecho.

3.- SI creo más en los resultados visibles de mi apostolado que en la acción oculta: ¡malo! No trabajo principalmente por Dios que busca una acción profunda en las almas.

4.- SI soy duro, severo, exigente, desdeñoso y ‘no trago a fulano o a mengano’: ¡malo! No es esta la forma en que el padre practica la misericordia.

5.- SI soy desordenado, aunque haga mucho trabajo, pero a mi manera: ¡malo! Hago lo que ‘me gusta’ y no lo que gusta a Dios.

6.- SI no sé trabajar ‘en equipo’; no sé colaborar, y todo lo tengo que hacer yo mismo (aun suponiendo que así salga mejor) sin dar mi plena confianza en los demás: ¡malo! Ya que a Dios le importa muchísimo menos la perfección en el trabajo que el espíritu de comunidad entre sus hijos.

7.- SI ‘no tengo tiempo para rezar ni para Confesión y Comunión’: ¡malo! SI no sé ‘organizarme para esto que depende de mí solo’, ¿Cómo podré hacerlo en mi apostolado?

8.- SI soy atropellado, agitado con grandes entusiasmos y grandes depresiones, sin tiempo para nada: ¡malo! ¿Cómo puedo creer que trabajo para ‘quien trajo al mundo la paz’?

9.- SI olvido que quiero ejercer influencia sobre hombres libres, cuya conversión ha de decidirse entre su libertad por una parte y la Gracia de Dios por otra, y hago planes para convertirles ‘yo’: ¡malo!  No trabajo por Dios si desconozco su papel irremplazable.

10.- SI sobre todo no me gusta más que el apostolado de las grandes circunstancias y olvidos los trabajos fáciles y aburridos: ¡malo! Pues si trabajara por Dios sería su apóstol ciento sesenta y ocho horas cada semana”.

Guillermo Rovirosa (Boletín nº 19, 1949)

Fotografía de Enrique Medina

8 comentarios en “¿Cómo sabré que hago la voluntad de Dios y no la mía?”

  1. Gracias Isabela por hacernos presente las vivencias de Guillermo que tanto necesitamos para no andar desorientados en nuestra responsabilidad como laicos en la consagración de las estructuras de pecado. Y sobre todo en la promoción de la militancia cristiana de nuevas promociones.

  2. Augustin Marie Ndour Ndong

    Una vez más, gracias Isabela por traernos a Guillermo Rovirosa
    En este contexto de tiempos convulsos es bueno pararse y hacernos esta pregunta en busca de una luz que nos ilumine para hacer la voluntad de Dios, junto a los empobrecidos

  3. Muchas gracias amiga por esta nueva publicación que nos centra en lo importante: tener la humildad para preguntarnos si estamos haciendo la voluntad de Dios y para, de no ser así, saber rectificar y encaminar de nuevo nuestros pasos hacia Él, nuestro único centro, nuestro único fin. Y, como es un Dios que no se deja ganar en generosidad, nos devolverá la alegría de servirle desde lo pequeño y en los pequeños y sencillos.

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