Madre Iglesia

Martín Descalzo

Amo a la Iglesia, estoy con tus torpezas,

con sus tiernas y hermosas colecciones de tontos,

con su túnica llena de pecados y manchas.

Amo a sus santos y también a sus necios

amo a la Iglesia, quiero estar con ella.

Oh, madre de manos sucias y vestidos raídos,

cansada de amamantarnos siempre,

un poquito arrugada de parir sin descanso.

No temas nunca, madre, que tus ojos de vieja

nos lleven a otros puertos.

Sabemos bien que no fue tu belleza quien nos hizo hijos tuyos,

sino tu sangre derramada al traemos.

Por eso cada arruga de tu frente nos enamora

y el brillo cansado de tus ojos nos arrastra a tu seno.

Y hoy, al llegar cansados, y sucios, y con hambre,

no esperamos palacios, ni banquetes, sino esta

casa, esta madre, esta piedra donde poder sentarnos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *