No basta sólo el recuerdo, el canto no bastará

Ana Sánchez

La Cantata de Santa María de Iquique, compuesta por Luis Advis a finales de 1969 y conocida popularmente gracias al grupo chileno Quilapayún, narra la matanza de trabajadores del salitre que se cometió el 21 de diciembre de 1907 en esta población de la Pampa chilena.

El propio autor atribuía el éxito logrado por la Cantata Santa María “(…) a las circunstancias políticas que existían cuando la estrenamos (…) se vivía un período preelectoral, en plena campaña presidencial y esto significó una ventaja, ya que el momento político era más intenso.” A la denuncia expresada en el texto se suma su fuerte acento militante, que invita a la participación “Ustedes que ya escucharon// la historia que se contó// no sigan allí sentados// pensando que ya pasó”.

En los últimos años del siglo XIX Chile vivió un fuerte proceso de transformación capitalista, que trajo consigo también la consolidación de la clase obreras que vivían una situación de hacinamiento y malas condiciones que llevaban emparajeados otros males como alcoholismo, prostitución y delincuencia. Para combatirlos, los primeros líderes populares organizaron mutuas y sociedades de socorro, de forma que fueran los propios afectados quienes lucharan por salir de la situación en que se encontraban. Debieron esperar casi 20 años la ley de instrucción primaria obligatoria y las leyes sociales reclamadas por sus dirigentes. Debido a ello, pasaron de la solidaridad entre iguales a tomar conciencia política, formando sindicatos y llamando a huelgas parciales o generales en pro de demandas económicas y sociales.

Toda la zona salitrera chilena poseía la presencia de organizaciones obreras desde 1880, produciéndose con ellas una fuerte proliferación del mutualismo y de las sociedades por oficio. Entre 1890 y 1915 hubo más de 350 huelgas “ilegales” según las normas vigentes, y reprimidas, por tanto, con distintos grados de violencia.

iquique

El 10 de diciembre de 1907 una huelga general se desató en la salitrera San Lorenzo y el paro se amplió a la de Alto San Antonio, iniciándose la “Huelga de los 18 peniques”. Este nombre se debe a que los jornaleros pedían el pago de salarios a este tipo de cambio ya que el salitre era comercializado en libras esterlinas. La numerosa columna de huelguistas de Alto San Antonio llegó al puerto de Iquique, sede del gobierno regional, portando banderas de Chile, Perú, Bolivia y Argentina, alojándose en el hipódromo del puerto. A este movimiento se sumaron otras oficinas salitreras, entrando en huelga también casi todo el comercio e industria del norte del país.

El gobierno, sin desconocer lo justo de las peticiones, trató de evitar que el conflicto adquiriese dimensiones internacionales debido a que las salineras pertenecían a capitalistas extranjeros, y envió a sofocarlo a un batallón del ejército. Éste, el 21 de diciembre de 1907, abrió fuego sobre los manifestantes que, con sus familias, se habían refugiado en la Escuela Santa María.

La cantidad de muertos en la masacre es uno de los tópicos que aún genera controversias entre los investigadores. Las cifras varían considerablemente. Para los que mantuvieron el recuerdo oralmente fueron demasiados muertos, y con eso debería bastar

No basta sólo el lamento, miremos la realidad.

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