¡Jesucristo ha resucitado!
¡Aleluya!
Anuncia y realiza la victoria de la Vida sobre la muerte.
Jesús, ha realizado la travesía del agua y nos permite incorporarnos a su bautismo.
Cristo, hace la travesía del desierto y sacia la sed, consuela la soledad y habla en el silencio.
Señor, ha realizado la travesía de la noche en Belén, el mar, el monte, Getsemaní y el Gólgota e ilumina nuestras tinieblas.
Jesús, Cristo y Señor, ha realizado la travesía de la muerte y el Sábado ha descendido a los infiernos para rescatar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte.
Ha resucitado y, en la tierra de tránsito entre la vida ya regalada y la Vida Plena, peregrina en su Pueblo Santo, encabezando su marcha y su descenso a los subsuelos, hacia la Tierra donde se cumplen las promesas. Peregrinamos hasta que Él vuelva.
El Sábado del tiempo ha sido iluminado en su drama, une la Cruz y la Luz, por eso aclamamos: ¡Anunciamos tu Muerte, proclamamos tu Resurrección.
Ven Señor Jesús! ¡Aleluya! ¡Maranata!
Somos testigos de esta esperanza. ¡Veni lumen cordium!