El pasado 20 de junio, con motivo del Día Mundial de las Personas Refugiadas, la Rede Galega de Apoio ás Persoas Refuxiadas se sumaba a distintas organizaciones y colectivos sociales de todo el mundo para denunciar la difícil situación que viven millones de personas en tránsito así como las causas que les obligan a dejar su hogar.
Estos días hubo varios ataques a la exposición que permanece en el Parque de la Alameda de Santiago de Compostela y gran parte de la lista de más de 40.000 migrantes identificados muertos en el Mediterraneo tuvo que ser rehecha y protegida por la policía. Muchas organizaciones, partidos políticos, asociaciones y ciudadanos manifestaron su repulsa a estos hechos, y hoy, 24 de junio, hemos inaugurado la exposición no dejando que nadie empañe este homenaje y este reconocimiento como sociedad.
Para algunos de los que ya tuvimos la oportunidad de visitar la exposición, el paseo entre los paneles que recoge los detalles de la muerte de tantos, supuso una experiencia conmovedora, que no puede dejar de recordarnos los muchos memoriales que se han realizado por las víctimas del holocausto nazi. El reconocimiento institucional de esas muertes violentas es, sin duda, un pequeño acto de justicia, como también lo es, de reconocimiento de la responsabilidad que tenemos para cada una de esas personas, sus famlilias y los pueblos que las perdieron.
La diferencia angustiosa, con aquellas víctimas del horror nazi es que, en este caso, las muertes continúan, y nuestra responsabilidad también.
Sin duda, son diversas las causas que pueden llevar a una persona a arriesgar su vida, para venir a nuestro país, pero cuanto ya van décadas de tragedia y millones de personas refugiadas, somos bastante conscientes de aquellas causas que tienen más fuerza.
Las personas migrantes y refugiadas que llegan a nuestro país vienen habitualmente de zonas ricas en recursos naturales: petróleo, gas, pescado, cobre y madera, entre otros. Son recursos que usamos a diario los que estamos aquí, y son explotados, muchas veces, por empresas gallegas y de otras partes de España. En esas empresas trabajan también muchos gallegos, que reciben de ellas un salario, y de esas empresas salen parte de los impuestos con los que pagamos todo tipo de servicios, e incluso la exposición que inauguramos hoy.
Más aún, de esos países sale su riqueza fundamental, la de las personas que escapan, y que ponen sus capacidades al servicio de nuestra sociedad… ¿Alguien imagina cómo hubiese sido la pandemia aquí, sin el personal sanitario o de los servicios esenciales que vienen de otros países?
Está bastante claro, que aunque el mayor beneficio económico de las migraciones acaba en unas pocas manos de grandes accionistas, toda la sociedad gallega y del resto de España nos beneficiamos de una injusta relación de poder. Desde hace, por lo menos, cinco siglos.
Más aún, la tragedia de la inmigración se ha convertido, por las políticas migratorias de la UE y del Gobierno español, en una nueva industria, la de seguridad de las fronteras, en la que sólo en España se mueven en torno a 1.000 millones de euros anuales.
Son muchas más las causas, pero aquí están probablemente las más importantes, las que nuestras política no enfrentan porque afectan a nuestra riqueza, a la riqueza de los grandes poderes. Pero las muertes siguen, y no es concebible volver aquí, dentro de 5 años, a hacer una nueva expo que ocupe el doble de paneles. Debemos cambiar las políticas que causas las migraciones y las políticas de extranjería mientras las migraciones continúen.
Por todo lo anterior:
- Denunciamos la externalización de las fronteras, que se haga negocio con ellas (…)
- Denunciamos que se trate de abandonar, detener y criminalizar a quien ejerce el derecho a migrar y a tratar de construir una vida digna. En particular, denunciamos las “devoluciones en caliente” (…)
- Exigimos que se cumpla a legalidad europea e internacional (…)
- Exigimos un nuevo Pacto Europeo para la Migración y el Asilo basado en la responsabilidad compartida de todos los Estados miembros (…)
- Exigimos un compromiso por parte del conjunto de actores políticos y sociales en contra de bulos, mensajes xenófobos o discriminatorios hacia la población migrante y refugiada.
- Es fundamental dar continuidad a la igualdad de acceso y no discriminación en la atención a tratamientos sanitarios, y que no se pueda comprometer el derecho a la vida.
- Esigimos garantías de acceso al trabajo digno y garantías de acceso inmediato al ingreso mínimo vital para víctimas de trata, solicitantes de asilo y, en general, a familias y personas migrantes, independientemente de su situación administrativa.
Pero, sobre todo, deben multiplicarse las acciones políticas para que desaparezcan las causas que obligan a las personas a huír de sus países. Urge una actuación decidida y real a favor de la democracia y para acabar con la pobreza y las grandes desigualdades sociales existentes en el mundo.
Compostela, 24 de junio de 2021
Rede Galega en Apoio ás Persoas Refuxiadas