Autor: Eugenio Rodríguez, sacerdote y doctor en Teología
Ya son el segundo “país” de la Unión Europea (UE). Si los perros de la UE formaran un país serían el segundo país de Europa. Solo por detrás de Alemania. Ya son 70 millones. Más que niños. Se ha multiplicado su número por 3 en los últimos diez años. Ya tenemos compensado el Brexit. Hay más perros en la UE que los británicos que se fueron.
Estaría bien que formaran un Estado. Monarquía o República da igual. Necesitarían inmigrantes para la limpieza eso sí. Quizá traductores también. Problema demográfico no tendrían. ¡Qué cosas!
No creo que, en general, estemos peor que en otras épocas, sino todo lo contrario. Pero cada época genera unos monstruos. Una parte importante del pueblo desprecia los gustos aristocráticos pero no es extraño ver a gente del pueblo subsumida en gustos de los de arriba cuando hace una fiesta destacada o le da por seguir modas estéticas. Eso le pasa ahora a mucha gente de abajo con la cosa de tener perro, una costumbre, basta ver las películas, de señoritos. Una costumbre que la mayoría no podía permitirse simplemente por su coste.
Pertenezco a una asociación que gozó de aprender de los pobres. Sí, de los pobres. A esos que otros dicen que hay que enseñar a pescar (incluido el rey emérito ¡madre mía!). Con los pobres lo justo realmente es aprender. Una de las cosas que aprendimos fue la letra de un tema que puede fácilmente encontrarse en las webs (“Yo no puedo callar”): Cada minuto muere en nuestros campos/Un niño de fatal desnutrición/Y el perro que se gasta el potentado/Devora su filete de exportación.
Esa es la realidad. En un mundo de hambrientos se gasta mucho en mascotas. ¿Alguien ha calculado el coste medioambiental de tanto perro? Lo digo porque he oído que se ha calculado la emisión de CO2 de las flatulencias de las vacas. ¿Y el gasto de plástico? ¿Y el efecto invernadero? ¿Y el gasto de agua? Todos los que creen que hay exceso de personas para el planeta ¿qué dicen del número de mascotas?
En una Canarias en que cada día entran personas malnutridas en los hospitales, las orcas del parque acuático se comen por día, cada una, 35 kilos de pescado traído del mar del Norte. Esto ocurre en una comunidad con el más bajo consumo de pescado de España. Eso sí, los niños pueden tener descuento de residente para ver las orcas.
Por favor, no salgan ahora con la falacia de recordar el perro lazarillo, el perro que encuentra personas vivas, etc. Eso es otra cosa. Es un bien muy útil y debe tratarse como merece. No hace falta leer El Principito para entender que son “domesticados”, es decir utilizados y no como un fin en sí mismo, que es como se debe tratar a cada persona humana. Y con esto no proponemos ningún tipo de maltrato sino simplemente lo que entiende todo el que lo piense un poco: son otra cosa, están a otro nivel.
El problema está en que hoy -en algunos aspectos- están a más nivel. Por ejemplo: no tienen listas espera. ¿O sí? Bajo el argumento de que tiene mascota quien quiere y se lo paga acabamos viendo que los perros de gente con dinero no tienen listas de espera. Hemos acabado viendo, cuando la pandemia, que no les faltaban respiradores mientras que hubo protocolos sanitarios que dudaban del uso de respiradores para mayores de 80 años. También vimos que los niños no podían salir a la calle y los perros sí.
¿Dónde llegaremos? ¿Tendrán derecho a voto? No lo sé. Espero que no. Ya pueden ir en AVE pagando su plaza, mientras la inmensa mayoría de las personas no pueden pagarse el AVE. Ya tienen por ejemplo en mi ciudad, un parque céntrico mayor, que los niños de algunos barrios de la ciudad. Ya tienen servicios sanitarios y hasta más salud mental que más de un tercio de la población de mi ciudad.
El problema serio que se avecina es que no sabemos si los jóvenes de hoy tendrán pensiones. Entre otras cosas porque esos 70 millones de europeos caninos no cotizarán. Los niños sí cotizarán. Europa en la ceguera de sus dirigentes resuelve el problema con migrantes. Éstos no podrán atender a sus padres ancianos en sus países de origen pero podrán tener aquí un perro como premio de consolación por haberse transterrados. Es horriblemente inhumano. Es perruno.