Iglesia ante la gestión Covid. Parte I

Por Eugenio Alberto Rodríguez

¿Qué dice la Iglesia ante el Covid? ¿Dónde estaba Dios? ¿Por qué ha sucedido? ¿Qué se puede esperar? ¿Cómo actuar ahora? ¿Dónde mirar? ¿Qué voces seguir?

La Iglesia no sabe todo de nada pero tampoco ignora todo de nada. Viene de lejos, la forman personas con todo tipo de experiencias y profesiones, atesora sabiduría y criterio. Tampoco tiene una visión monocolor, más bien poliédrica. Después de tantos meses ¿qué puede decir la Iglesia y especialmente la llamada Doctrina Social de la Iglesia (DSI)? Es imposible tratarlo todo pero no por ello caeremos en la tentación de no decir nada. Señalemos algunas sugerencias de reflexión. Los criterios básicos que seguimos no van a ser directamente aludidos en esta serie de artículos pero son su telón de fondo y pueden consultarse en el Compendio de la DSI de acceso gratuito en internet: Bien común, Destino universal de los bienes, subsidiaridad, participación y solidaridad.

La primera verdad son los hechos.

La primera afirmación desde la Iglesia quizá sea que los hechos son los hechos, que es importante analizarlos, cuantificarlos, conocerlos bien, saber las causas. No podemos decir si tal cosa está bien o está mal si no la conocemos a fondo. La primera enseñanza de toda esta pandemia es que el análisis es muy importante. Veo con perplejidad como pudimos tomarnos a broma que se suspendía el Mobile World Congress y no darnos cuenta de que era señal inequívoca de que el coronavirus era cosa seria; si las multinacionales perdían ese momentazo era lógico deducir que estábamos ante un problema; que la vicepresidenta saliera a decir que no había problema sanitario no sé si debería habernos puesto más aún en la pista. Los chinos del barrio madrileño de Usera y los alumnos asiáticos de las universidades españolas llevaban mascarilla desde el mes de enero de 2020; y bromeábamos porque pensábamos que eso solo pasaba en países pobres pero no debería causar alarma en una sociedad anestesiada por el bienestar. Conclusión desde la DSI: Lo primero es conocer realmente los hechos. Si no se conocen no se pueden valorar.

Tratamiento científico

La primera víctima de toda guerra es la verdad. La verdad ha sido cruelmente maltratada. De manera llamativa aparecían militares en las ruedas de prensa pero no creemos esa fuera la única expresión de guerra. La supuesta guerra al virus se convirtió en una guerra contra la más mínima discrepancia. Tenían más voz en la gran prensa los negacionistas que los críticos. Esto ocurría por algo muy simple: dar voz a los negacionistas daba fortaleza al discurso oficial. Sin embargo las voces críticas que recordaban que las políticas de otros países eran diferentes eran silenciadas sistemáticamente. Nada menos que el periódico El Salto silenciaba voces discordantes y no digamos los grandes medios. Lo normal hubiera sido dar un tratamiento científico. Si,por ejemplo, el análisis de aguas residuales de las ciudades permite saber la incidencia que va a tener el virus días después ese dato se debe tener y manejar; es bueno que los ciudadanos tengamos más información verdadera y menos susto. Pero el miedo es el medio más eficaz para gobernar como decía Goering.

Trasparencia

Para conocer los hechos no todos tenemos la misma capacidad de acceso a la información. Si los medios que paga la sociedad, los centros de investigación, sanitarios etc, tienen información tienen que facilitarla a sus propietarios que es la sociedad. Puede haber alguna excepción como puedan ser algunas cuestiones de seguridad (y habría que decidir democráticamente cómo) pero no es el caso. El paternalismo del poder interpretando que la sociedad puede entrar en pánico es condenable. No se explica en este sentido el retraso en hacer autopsias o decir “no hacen falta mascarillas” cuando se sabía que eran útiles pero no había mascarillas porque no se fabricaban en España. No está al alcance de la población  si hubo algún interés espurio al adjudicar a Mondragón la primera fábrica de mascarillas en España montada enteramente por chinos. Hay muchas dudas sobre los beneficios obtenidos por intermediarios de los diferentes productos importados ¿ha habido y cuantos beneficios con las mascarillas, el gel hidroalcohólico, los test, los medicamentos, los respiradores, los transportes? . En general tampoco se explica el baile de datos ni las enormes diferencias entre las fuentes. No se explica que se confundieran fallecidos “por” covid con fallecidos “con” covid.

Comunicación

Los periodistas acreditados para ruedas de prensa tuvieron que plantarse ante la praxis impuesta de tener que entregar las preguntas al jefe de comunicación del gobierno, el devoto de turno, que modulaba las preguntas y él las formulaba; lograron con ello que les permitieran hacer preguntas, tantas veces incómodas, aunque por prudencia razonable se hicieran a través de la pantalla. Mención específica se merece el jefe de salud pública que llegó a afirmar que no veía problema en asistir a manifestaciones cuando ya tenía datos más que preocupantes y que nos negó a la población, en una mezcla de clásico paternalismo con la necesidad politiquera de nutrir la manifa del 8M. Poco después decía que no eran necesarias las mascarillas ocultando que el problema es que no estaban accesibles.

Propaganda

La generalidad de los medios informativos y hasta de la oposición política aceptó la propaganda del poder y su estado de pánico. No decimos que el virus fuera una broma y no negamos la seriedad del problema; más bien fueron ellos los que tardaron en usar el término pandemia mientras decían que raramente llegaría a España lo que ya estaba en Italia. Primero no era nada y luego era el apocalipsis. Decimos que con calma se afrontan mejor los problemas como se demuestra en cualquier catástrofe natural. El nerviosismo y el pánico agrandan el problema. El miedo baja las potentes defensas de que goza una persona normal. Pero desde el principio se acallaron las voces críticas. Criticar -dice Pablo VI- es precisar, no destruir. Pero toda la crítica el poder la metía en el mismo saco: ¡negacionistas! sin derecho a expresar opiniones. Personas con un historial personal de reconocido servicio, profesionales prudentes que leían las mejores publicaciones internacionales al respecto, personas que observaban las diferentes políticas que se seguían por Europa o el Sureste asiático, sanitarios experimentados en todas las áreas, profesores de diferentes áreas, epidemiólogos, expertos en salud pública que sabían de la importancia de la recogida de datos que la mayor parte de la población desconocemos, todo tipo de profesionales eran metidos en el saco del negacionismo. 

El peso de la propaganda hacía que frecuentemente el acoso viniera hasta de los propios compañeros de trabajo que sufrían el problema. La propaganda tragacionista sí se daba voz a Miguel Bosé y a la propaganda negacionista para polarizar a la sociedad en dos bloques. Esta jugada mezquina merece el calificativo de corrupta. No es un error en medio de la vorágine. Es un plan perverso de concentración de poder y eliminación del discrepante. 

Fuentes “libres de humos”

Con la expresión “libres de humos” muchos sanitarios se refieren a espacios de debate realmente independientes. La revista “Prescrire”, dedicada a la farmacología no acepta publicidad y es completamente financiada por sus usuarios. Es evidente que muchos informes están condicionados por quienes los financian. Puede que no pase siempre pero es bastante razonable, como dijo con cierto cinismo Miguel Ángel Aguilar: “Aquí en Telecinco yo no hablo mal de Berlusconi ¿no?”. Podemos afirmar que la industria farmacéutica hace mucho bien pero también podemos afirmar que hace mal e influye de manera decisiva en gobiernos y medios de comunicación. En los últimos años internete ha modificado el acceso a la información. Internet tiene defectos y no todos llegamos de igual manera pero ha supuesto un avance. 

Hoy podemos acceder a la mejor información porque lectores y colaboradores de las grandes revistas nos pueden acercar los conocimientos a través de webs de fácil acceso. De esta manera podemos saber lo que dicen The Lancet, British Medical Journal, Prescrire, Nature, New England Journal o Medicine, etc. Frente a la idea de que toda la información está controlada y a pesar de que  también estas revistas han tenido, según expertos independientes, un sesgo favorable a la versión oficial, también han publicado estudios que sembraban dudas sobre esta. También es muy meritoria la labor informativa plural de magníficas webs. Nos disculpamos de antemano por los olvidos pero no dejamos de recomendar nogracias.orgequipocesca.orgsaludineroap.blogspot.com,  gerentedemediado.blogspot.comnacerlactaramar.comrafabravo.blogspot.comjuanirigoyen.es. Insistimos una vez más que ninguno de estos es negacionista, ninguno niega la gravedad del covid, simplemente afirman que hay que meter más ciencia y conciencia en la gestión sanitaria para que sea verdaderamente eso. 

Por nuestra parte hemos pretendido colaborar con algunas entrevistas en video que hemos agrupado en la etiqueta “covid”  del blog “ahoramqnunca” (https://ahoramqnunca.blogspot.com/search/label/COVID).  especialmente recomendamos las aportaciones del colaborador habitual José R. Loayssa, autor con Ariel Petruccelli y Paz Francés de un libro que ha sufrido más de una censura (https://ahoramqnunca.blogspot.com/search/label/Jos%C3%A9%20R.%20Loayssa). Él mismo y Amós García (Presidente de la Asociación española de vacunología) tuvieron el valor de realizar uno de los pocos diálogos que sobre este tema se han dado en medio de tantos monólogos, tragacionistas unos y negacionistas otros, dos posturas igual de monologantes. (https://ahoramqnunca.blogspot.com/2021/04/covid19-dialogo-jose-r-loayssa-y-amos.html)

El siap-covid 19 liderado por Juan Gervás y Mercedes Fernández ha sido también un pilar de la reflexión crítica. Ambos profesionales han publicado interesantísimos artículos en webs tan interesantes como actasanitaria.com. Este SIAP  (Seminario de Innovación de Atención Primaria) mantuvo conectados a unos 300 profesionales con diferentes experiencias, de manera online. Pues a estos los grandes medios los combatían de mil maneras. 

A nivel internacional existen muchas páginas críticas, algunas, no obstante, no creemos que sean científicamente sólidas. Sí que recomendamos a Karina Acevedo Whitehouse, profesora universitaria en Mexico y webs como Darkhorse.com. Por último queremos citar una página que cuenta con la colaboración de importantes intelectuales de la izquierda británica: leftlockdownsceptics.com; su labor es meritoria si tenemos en cuenta que la mayor parte de la izquierda (quizá la llamada “oficial) ha aceptado precisamente la “versión oficial” de la pandemia.

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