La Sala de Meditación, ubicada en el ala oeste del vestíbulo público del edificio de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, es un espacio de recogimiento dedicado a la paz mundial y a disposición de las gentes de todos los credos y religiones; fue ideado por Dag Hammarskjöld, segundo Secretario General de las Naciones Unidas con el apoyo de un grupo, integrado por cristianos, judíos y musulmanes.
Dag Hammarskjöld escribió este texto para entregar a los visitantes de la sala
Todos tenemos dentro un centro de quietud rodeado de silencio.
Esta casa, dedicada al trabajo y al debate al servicio de la paz, ha de contar con una sala dedicada al silencio exterior y la quietud interior.
Lo que hemos pretendido ha sido crear en esta pequeña sala un lugar en el que las puertas puedan abrirse a territorios infinitos de reflexión y oración.
En este lugar se reunirán personas de muchos credos y por esa razón no se podía utilizar ninguno de los símbolos a los que estamos acostumbrados en la meditación.
Sin embargo, hay cosas sencillas que nos hablan a todos en el mismo lenguaje. Hemos buscado esas cosas y creemos haberlas encontrado en el haz de luz que incide en la brillante superficie de la piedra.
De ese modo, en el centro de la Sala vemos un símbolo de cómo todos los días la luz del cielo da vida a nuestra Tierra, lo que, para muchos de nosotros, simboliza cómo la luz del espíritu da vida a la materia.
Pero la piedra que hay en el centro de la Sala tiene algo más que decirnos. Podemos considerarla un altar, vacío, no porque no haya Dios, ni porque sea un altar a un dios desconocido, sino porque está dedicado al Dios al que el hombre venera bajo multitud de nombres y formas.
La piedra del centro de la Sala nos recuerda también lo que hay de firme y permanente en un mundo de movimiento y cambio. El bloque de hierro tiene el peso y la solidez de lo eterno. Nos recuerda la piedra angular de la tenacidad y la fe en las que se debe sustentar toda empresa humana.
El material de la piedra guía nuestros pensamientos hacia la necesidad de elegir entre la destrucción y la construcción, entre la guerra y la paz. Con hierro el hombre ha forjado espadas, pero con hierro también ha fabricado arados. Con hierro ha construido tanques, pero también con hierro ha erigido casas. El bloque de mineral de hierro es parte de la riqueza que hemos heredado en esta Tierra nuestra. ¿Cómo vamos a utilizarla?
El haz de luz incide en la piedra en una Sala decoración extrema sencillez. No hay otros símbolos, no hay nada que pueda distraer nuestra atención ni interrumpir la quietud en nuestro interior. Cuando nuestros ojos se trasladan de esos símbolos a la pared del frente, tropiezan con un sencillo diseño que abre la Sala a la armonía, la libertad y el equilibrio del espacio.
Según un antiguo dicho, el sentido de un recipiente no está en sus paredes sino en su oquedad. Lo mismo sucede con esta Sala. Corresponde a los que vienen a ella llenar el vacío con lo que encuentran en su centro de quietud.