Fuente: actualidadevangelica.es
Andréy Kórdochkin es el deán de Santa María Magdalena, la catedral de la iglesia rusa ortodoxa en Madrid. Es el templo de las cúpulas doradas situado en el barrio de Hortaleza, muy cerca de las oficinas de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE) y de la Iglesia Evangélica Cristo Vive (FIEIDE).
Andréy fue destinado a Madrid hace 18 años por el patriarcado de Rusia de Moscú.
La invasión de Rusia contra Ucrania le ha puesto en una situación difícil, como reconoce en una entrevista concedida a el diario EL MUNDO. «En un sentido no soy bueno para los nacionalistas ucranianos sólo por el hecho de ser ruso y ser sacerdote de la iglesia ortodoxa rusa. Por otro lado, mi postura antiguerra es pública. No soy amigo del discurso oficial ruso. Ahora mismo he hecho una elección moral. Es el momento de superar el miedo incluso a sabiendas de que debemos pagar un precio. Quizás dentro de un tiempo, por culpa de la legislación rusa, no pueda volver al país”, dice. “No quiero sobrevalorar la importancia de mi persona, pero tampoco hay que minusvalorar la maldad de los que llegaron al poder con la revolución comunista y siguen estando allí».
“Me he manifestado en contra de esta guerra, he hecho una elección moral. Es hora de superar el miedo aunque haya que pagar un precio… aunque quizás ya no pueda volver a Rusia. Me basta el evangelio”
Andréy es consciente de las consecuencias de su posicionamiento público en contra de la guerra. Una de ellas es que le sitúa en una posición de enfrentamiento con la máxima autoridad de la Iglesia Ortodoxa Rusa del Patriarcado de Moscú, Cirilo I, quien ha calificado de «fuerzas del mal» a los opositores de Moscú en Ucrania. Según el Patriarca, las «fuerzas del mal» son las que «combaten la unidad» de la iglesia ortodoxa rusa con los países surgidos de la Rus, un Estado medieval que se considera el antepasado de Rusia, Ucrania y Bielorrusia.
La Iglesia ortodoxa de Ucrania alcanzó su oficialidad como independiente de Moscú en 2019, después de que así la reconociera el patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, el líder ecuménico de todas las Iglesias ortodoxas, una decisión histórica que puso fin a más de 300 años de tutela religiosa rusa y provocó la ira de Rusia y de Cirilo.
El patriarca Cirilo de Moscú ejerce de brazo espiritual del ultranacionalismo del presidente ruso, Vladímir Putin.
ANDRÉY DESCUBRE SU DESTINO: “ESTAR JUNTO A LA COMUNIDAD UCRANIANA EN ESTE MOMENTO”
Andréy nació en San Petersburgo hace 44 años. Su mujer, Alexandra, es rusa de ascendencia ucraniana por parte de padre, y tiene dos hijos, una de 18 años y un chaval de cuatro. «Somos la familia rusa típica. Estoy contento en España. Estudié en Inglaterra. Al principio me preguntaba por qué quiso Dios que acabara aquí, junto a la comunidad ucraniana, en una cultura que desconocía. Ya tengo la respuesta. Mi destino era ayudar, ser solidario, estar a su lado en un momento como éste».
La comunidad ucraniana supera a la rusa en Madrid. Según los datos del INE, viven 4.715 ciudadanos rusos y 23.352 ucranianos. La iglesia, adscrita al Patriarcado de Moscú, recibe a todos. «La iglesia ortodoxa rusa no es la iglesia estatal rusa, oficialmente», dice. No sólo está separada del Estado. «El ámbito geográfico de nuestros fieles abarca más territorio. La mayoría de los fieles ucranianos forman parte de nuestra iglesia«.
En la parroquia la mayor parte del clero es ucraniano y los fieles rusos son una minoría entre el abanico de nacionalidades que acude a este templo. Un escenario que explica, en palabras del propio Kordochkin, el «nivel de preocupación y ansiedad que estamos viviendo». No en vano, muchos de quienes acuden al templo tienen familia en Ucrania, por lo que, inevitablemente, viven con mucha ansiedad los acontecimientos de estos días. «Yo solamente puedo repetir que toda la comunidad tiene el deseo de que esto termine lo antes posible. Cualquier persona entiende que el diálogo es la única alternativa a la violencia. Ninguna solución violenta puede ser bendecida», señala.
«Los pueblos ucraniano y ruso salieron de las aguas bautismales del río Dniéper, y la guerra entre estos pueblos es una repetición del pecado de Caín, que por envidia mató a su propio hermano. Tal guerra no está justificada ni por Dios, ni por los hombres». “Esta guerra es diabólica… es una expresión de orgullo y envidia”, sentencia.
La Iglesia ortodoxa rusa en Madrid cuenta con una larga trayectoria. Se instaló en la mitad del siglo XVIII en una capilla que también estaba dedicada a Santa María de Magdalena y por aquel entonces se emplazaba en la embajada del imperio ruso. Tras idas y venidas, durante muchos años carecieron de un lugar de culto hasta que éste fue inaugurado en 2013 como basílica. En diciembre de 2018 se creó la diócesis de Madrid y Lisboa y en enero de 2019 Santa María Magdalena fue declarada catedral de esa diócesis.
«NO SE DEBE DISCRIMINAR A LOS RUSOS»
Andréy gestiona un espacio neutral al que acuden funcionarios de la embajada rusa y familiares de los ciudadanos atrapados en Ucrania. «Tengo trato con funcionarios de la embajada a nivel personal. Por otro lado, una de nuestras fieles trata de ayudar a escapar de los bombardeos a su madre. Pero debemos tener claro que ningún ruso puede ser menospreciado por el hecho de ser ruso. Ser ruso no puede convertirse en una nueva estrella amarilla. Hay que ayudar a los refugiados rusos que escapan del país por las fronteras de Armenia y de Georgia. Rusia está a punto de convertirse en una nueva Corea del Norte. Van a compensar la miseria, con el esfuerzo de glorificar a sus líderes».
¿Quién saldrá ganando de todo esto?, le preguntan. «Nadie”, afirma categórico. “Ni Rusia ni Ucrania, que está sufriendo mucho. Se supone que Putin invade Ucrania para liberar a la población ucraniana, pero nadie está recibiendo con flores a los soldados. Al contrario. Imagina que destruyeran al Gobierno de Zelensky y vencieran al ejército ucraniano. ¿Cómo iban a gobernar el país? ¿Quién lo va a gobernar? ¿Cómo funcionaría? Feligreses de Jarkov, una ciudad rusohablante, están muy disgustados. Están bombardeando a su ciudad. No imaginé nunca que mi país y Europa sufrieran unos cambios tan profundos en el plazo de una semana. Todavía tengo la sensación de que estoy viviendo una pesadilla«.
¿Recibe alguna doctrina desde Rusia?, le pregunta el periodista. «Las doctrinas del evangelio son suficientes. No necesito ninguna doctrina más», responde.