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Antonio García Quintana, alcalde de Valladolid en los años 30 del siglo XX, proveniente del socialismo. Giorgio La Pira, alcalde de Florencia en los años 50, perteneciente a la Acción Católica y la democracia cristiana. Camilo Sánchez, alcalde de Santa Lucía de Tirajana (Las Palmas) en los años 90, proveniente de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y las corrientes autogestionarias plasmadas posteriormente en la editorial ZYX y en el Movimiento Cultural Cristiano. Francisco Beltrán Odri, “Sisco”, alcalde de Fraga (Huesca) en los años 80, proveniente de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) y el socialismo.
Cuatro alcaldes, cuatro épocas diferentes, cuatro lugares diversos, cuatro orígenes políticos muchas veces contrapuestos… y, sin embargo, un mismo testimonio: se puede ser alcalde y honrado; se puede ser político y solidario; se pueden llevar a la política los principios evangélicos; es posible, es necesario ejercitar la caridad política: amar al hermano políticamente.
No es difícil querer mucho a tus hermanos, a tus amigos, a tus padres… incluso podemos amar a gente a la que no conocemos, pero que por un sentimiento de fraternidad, se llega a ayudar hasta dar la vida por otro. Ejemplos hay muchos: el bombero que arriesga su vida por salvar a alguien al que no conoce, la madre que se lanza al mar al ver a un niño que se ahoga, el misionero que entrega su vida y lo deja todo por ayudar a gente de otros países… Es una ayuda insustituible.
Pero con la política se puede ayudar, no a unos pocos, sino a muchísimas personas, aunque no sepas ni que existan.
- Compartir tu comida con otro es un acto de amor fraterno. Luchar por hacer leyes para que no se juegue con el precio de los alimentos, para que no se pueda despilfarrar comida, es un acto de amor político.
- Enseñar a leer al que no sabe es un acto de amor fraterno. Hacer leyes para que la cultura y la educación no sean un lujo es un acto de amor político.
- Ayudar a una persona que no tiene trabajo es un acto de amor fraterno. Luchar para que haya trabajo digno para todos es un acto de amor político.
- Curar a los enfermos, como hacen médicos y enfermeros es un acto de amor fraterno. Llevar agua corriente y sistemas de recolección de aguas residuales a todas las calles, es un acto de amor político.
De este amor político, de esta caridad política, han dicho los últimos Papas que es la forma más alta de caridad. Y es a esta forma de amar a la que entregaron su vida estos cuatro alcaldes que presentamos. El grupo Manolo Morillo, autor de este texto, es un grupo de militantes cristianos de la asociación Encuentro y Solidaridad de Zaragoza (España). Manolo Morillo, fue un militante obrero, sevillano, proveniente de partido comunista y que formó parte de aquel puñado de militantes cristianos conversos que lanzaron en la España de la postguerra el apostolado obrero y la HOAC.
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Características de la publicación impresa
Medidas: 10,5 x 14,8 cm
Encuadernación: tapa blanda
Nº páginas: 62