El pasado 9 Mayo tuvo lugar el tercer encuentro del grupo de lectura de Santander. Esta vez fue un encuentro Online, por las circunstancias de la pandemia COVID. Pusimos en común el libro “identidades asesinas”, cuya primera edición fue del año 1999, pero cuyas líneas de fondo tienen plena actualidad. Destacamos algunas ideas que Amin Maalof plantea, autor del libro que nació y vivió 27 años en Líbano y posteriormente exilió a Francia.
La identidad no está hecha de compartimentos, es un itinerario en construcción, siempre podemos añadir nuevos elementos. Cada uno de nosotros somos depositarios de dos herencias: una vertical que viene de nuestros antepasados (tradiciones de nuestro pueblo, de nuestra comunidad religiosa,…), otra horizontal, es producto de nuestra época, de nuestros contemporáneos. No se debe incitar a elegir una identidad.
Dos aspiraciones profundas del ser humano:
- la aspiración a una visión del mundo que transcienda nuestra existencia, nuestros sufrimientos, nuestras decepciones, que dé un sentido a la vida y a la muerte
- la necesidad que tiene todo ser humano de sentirse vinculado a una comunidad que lo acepte, que lo reconozca y en cuyo seno pueda ser entendido cuando habla con medias palabras.
La mundialización nos arrastra hacia dos realidades, una positiva y otra negativa: la universalidad y la uniformidad. Existe un equilibrio difícil entre la globalización (que hace que los seres humanos tengan más cosas en común: conocimientos, imágenes, palabras…) y la necesidad de búsqueda de identidad de las personas.
Las identidades asesinas se construyen reduciendo la identidad, que siempre es múltiple o mestiza, a una sola pertenencía que se proclama con pasión, instando a elegir entre uno u otro bando y confrontándolo con el otro. Escuchando sólo a los de nuestro bando y con prejuicios hacia los otros. En un diálogo y encuentro profundo, se pueden diluir los enfrentamientos.
El migrante es la primera víctima de la concepción “tribal” de la identidad. Si se siente obligado a elegir, entonces vivirá con amargura, con rabia, el hecho de traicionar a su patria de origen o a la patria de adopción.
Si reconocemos nuestra identidad como integrada por múltiples pertenencias, se establece una relación distinta con los demás, y también con los de nuestra propia tribu. Reconocer que todos somos migrantes nos hace cambiar la mirada hacia los demás.
Nadie tiene el monopolio del fanatismo, y, a la inversa, nadie tiene tampoco el monopolio de lo humano.
Toda comunidad humana, cuando es humillada o amenazada, tiende a producir personas que matarán. … es una concepción tribal de la identidad, heredada del pasada.
La gente suele tender a reconocerse en la pertenencia más atacada.
Los movimientos islamistas son producto de las tensiones históricas, de los agravios y dominación de occidente rico contra los pobres. No de la historia musulmana. Oposición a calificar de “islam” todo lo que ocurre en países musulmanes, pueden entran en juego otros muchos factores que lo expliquen mejor. Acusar de los males que viven estos pueblos al Islam hace que los hechos sean inteligibles
Para quien vive en culturas derrotadas, la capacidad para cambiar y modernizarse, significa perder una parte de ellos mismos. Cuando la modernidad lleva la marca del “otro”, no es de extrañar que enarbolen los símbolos del arcaismo para afirmar su diferencia
La respuesta del mundo musulmán al problema de la modernización no fue el radicalismo religioso, esa fue una respuesta muy minoritaria, sino el nacionalismo (dirigentes nacionalistas a penas se remitían a la religión). Los movimientos islamistas eran vistos por la sociedad en general y dirigentes como enemigos de la nación árabe. Solo con el fracaso nacionalismos (historia de corrupción) la población empieza a escucharlos
Existe influencia de las religiones sobre los pueblos y su historia como también de los pueblos y su historia sobre las religiones.
Todas las sociedades humanas han sabido encontrar, en el transcurso de los siglos, las citas sagradas que aparentemente justificaban sus prácticas del momento. Las matanzas étnicas se llevan a cabo siempre con los más hermosos pretextos – justicia, igualdad, independencia, derechos de los pueblos, democracia, lucha contra los privilegiados. …desconfiar cada vez que un concepto de vocación universal se utiliza en el marco de un conflicto relacionado con la identidad.
Hace un siglo el marxismo prometía establecer en todo el planeta un nuevo tipo de sociedad de la que estaría desterrada la idea de Dios. El fracaso de ese proyecto, tanto en lo económico y político como en lo moral y lo intelectual, ha tenido como consecuencia una rehabilitación de lo religioso.
En la democracia, lo que es sagrado son los valores, no los mecanismos. Lo que ha de respetarse de manera absoluta es la dignidad de los seres humanos. Las diversas legislaciones electorales deben adaptarse a esa exigencia.
El futuro no está escrito en ningún sitio, será lo que nosotros hagamos de él. Si afirmamos con tanta pasión nuestras diferencias es porque somos cada vez menos diferentes.
En el mundo globalizado cada vez somos más conscientes de nuestra individualidad y nuestros derechos, un poco menos de nuestros deberes.
El mundo no pertenece a ninguna nación en particular. Vivimos una época en la que todo el que tiene una idea, sea genial o perversa, puede hacerla llegar, en el mismo día, a decenas de millones de personas. Lo mismo los tiranos que los que luchan contra el hambre.
Objetivo razonable, que cada ciudadano sea tratado como un ciudadano de pleno derecho, cualesquiera que sean sus pertenencias. Para todos, poder vivir serenamente las diversas pertenencias es esencial para su pleno desarrollo personal, y también para la paz social.
El próximo encuentro será el sábado 20 de Junio, y con él despedimos este curso. El libro para poner en común será el de “primera alianza, fortalecer y reparar los vínculos tempranos”. A los que queráis este veranos seguir dialogando, creciendo juntos, compartiendo experiencias para hacer una sociedad más humana y solidaria, os esperamos en los “Encuentros para la solidaridad 2020”.