Eugenio Rodríguez
«Todos queremos una Declaración de Paz por parte de Putin si va acompañada de Actos de paz»
¿Alguien prefiere una Declaración de amor a un Acto de amor? No lo creo. Preferimos los actos de amor. También nos gustan las palabras de amor, las declaraciones de amor…. cuando van acompañadas de actos de amor, cuando ponen color a la belleza del amor, cuando aclaran el sentido del amor. Todos queremos una Declaración de Paz por parte de Putin si va acompañada de Actos de paz.
Todos, o casi todos, amamos algunas siglas que representan organizaciones. Unos aman la ONU, otros al PSOE, otros al PP, otros UP, otros Vox, otros la Unión deportiva…. o lo que sea, pero todos amamos más esa realidad (la que sea) que las siglas.
En el cristianismo siempre ha habido debate sobre si Cristo está donde se nombra a Cristo, o donde se ama como Cristo, o donde se dan las dos cosas al tiempo. Pero la escala de grises es enorme. ¿Dónde está la Resurrección de Cristo hoy? ¿En una campaña de anuncio explícito de la Resurrección en marquesinas como la de la ACdP? ¿Cantando “Resucitó” por las calles? como hacen los neocatecumenales. A mí ambas cosas me parecen no solo inútiles sino contraproducentes.
El Vaticano II recogió una vieja pregunta que nos hacemos muchos cristianos de todos los tiempos y de la que he podido dialogar con no pocos padres angustiados: ¿No habrán dejado de creer nuestros hijos por nuestra forma de vivir la fe? ¿Por nuestra vida más de fe proclamada que de amor vivido? ¿Por nuestra tristeza? ¿Por nuestro ritualismo? ¿Por esto lo otro?
La experiencia de amor que más me ha llamado la atención estos meses es la que aquella pareja amamantando a su criatura a través de una verja en una protesta que incluyó “la toma” de viviendas populares en Argentina (https://factual.afp.com/la-foto-de-una-joven-amamantando-un-bebe-traves-de-un-alambrado-fue-tomada-en-2013-en-argentina). Eso es amor. Sean creyentes o no, es un acto de amor en todos los sentidos. Hoy mismo habrá habido enfermeros, médicas, bomberos, policías, ladrones, electricistas y un largo etcétera de personas que más allá de sus siglas hayan exhalado el perfume, la fragancia, la esencia del amor. Eso es la Resurrección.
Eugenio Rodríguez es sacerdote en Las Palmas.