Fuente: elmundo.es
Su libro podría ser un tratado científico, un manual e incluso una historia de la ciencia. Podría ser también un ensayo filosófico, una autobiografía y hasta una historia de las ideas. Pero por su envergadura y ambición, Las diez claves de la realidad (Crítica), del Premio Nobel de Física Frank Wilczek, «es una mezcla de arroyos que terminan en el mismo río», como él mismo lo describe en una entrevista a través de Zoom en la que este profesor del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) -y de otras muchas universidades alrededor del mundo-, se desvela como un hombre alegre que sonríe constantemente, como si verdaderamente el mundo no dejara de asombrarle a cada segundo, una máxima que también transmite su último libro. «Si no soy alegre yo, ¿quién lo será», llega a decir quien sirvió quizá de inspiración para una de las más memorables escenas del personaje de Sheldon en la serie The Big Bang Theory.
Cuenta Wilzeck en su libro que, en una ocasión, se le acumularon tantos viajes y tanto trabajo que decidió mandar a Suecia a un robot que sirviera de extensión de sí mismo a una conferencia mientras él seguía trabajando en Cambridge. Exactamente lo mismo hizo en un capítulo el eterno aspirante a Premio Nobel Sheldon Cooper. «En esencia es historia, pero no sistemática. Una historia de las ideas, quizá. Quería mostrar las grandes ideas que han educado a la gente y que, ahora, todo el mundo da por hecho, como si fueran obvias, como si hubiera sido fácil llegar a ellas, y mostrar también la importancia de la evidencia, ésa era mi gran misión, recordar las evidencias, lo que es y lo que no es; entender yo mismo y luego convencer a los demás de todo aquello que sabemos para estudiar el mundo. Me resultó muy complicado reducirlo a 10 claves».
Wilczek, que ganó el Nobel en 2004 por el descubrimiento de la libertad asintótica en la teoría de la interacción fuerte -háganse una idea del nivel de este experto en física cuántica-, no desdeña en ningún momento, ni en su discurso ni en su libro, la religión. Al revés, le da su lugar y no es pequeño. Otra de sus intenciones con este ensayo sobre las verdades del mundo físico es, tal y como cuenta en la introducción, «ofrecer una alternativa al fundamentalismo religioso tradicional». «El libro aborda algunas de las mismas preguntas básicas, pero para enfrentarse a ellas no consulta textos o tradiciones, sino la realidad física»-
Es más, hasta el título tiene una inspiración religiosa: «Pensaba en los 10 mandamientos como modelo, porque lo que se cuenta también es fundamental, y quise hacer esa similitud religiosa. Aunque no es un libro religioso, sí se incluyen perspectivas religiosas desde la ciencia que ayudan a entender mejor las cosas», explica a este periódico.
«Me gusta enunciarlo de este modo: al estudiar cómo funciona el mundo estudiamos cómo funciona Dios y con ello aprendemos acerca de lo que Dios es. Con este espíritu, podemos interpretar la búsqueda de conocimiento como una forma de alabanza y nuestros descubrimientos como revelaciones», propone Wilczek, que en estos momentos escribe su nuevo libro: «Este que ahora se publica habla de lo que existe y el que estoy escribiendo versa sobre lo que existirá, imagino el futuro que nos está esperando», adelanta.
Y aunque Las diez claves de la realidad fue escrito durante los tres meses de dura cuarentena que vivió el mundo en 2020, en ningún momento se lee en él ni la palabra pandemia ni la palabra coronavirus. «Lo escribí entonces, sí, pero llevaba años pensando en él. La cuarentena me permitió imbuirme porque ni viajaba ni daba clases. En cierto sentido es también la historia de mi vida intelectual, respondo a preguntas que me obsesionan desde que soy niño. ¿Qué significa realmente todo esto? ¿Cómo puedo contribuir?».
HAY MUCHO ESPACIO
«Cuando decimos que algo es grande, sea el universo visible o el cerebro humano, debemos preguntarnos: ¿en comparación con qué? El punto de referencia natural es el ámbito de la vida humana cotidiana. Este es el contexto de nuestros primeros modelos del mundo, los que construimos de niños. El ámbito del mundo físico, tal como nos lo revela la ciencia, es algo que descubrimos cuando nos permitimos renacer». Así inicia Frank Wilczek su primer capítulo -su primera clave-, invitándonos a «renacer» pues lo considera indispensable para entender realmente el mundo que nos rodea. Renacer a la ciencia.
HAY MUCHO TIEMPO
Una de las maravillas del libro de este Premio Nobel es cómo aúna ciencia y literatura: «Por una cuestión puramente psicológica, el tiempo parece ser menos tangible que el espacio. Una vez que ha ocurrido, un momento queda en el pasado. No es, luego es, y de nuevo deja de ser. San Agustín dio voz a un sentimiento común de perplejidad: «¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé, pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé». Una respuesta ingeniosa pero poco seria suele atribuirse erróneamente a Einstein, aunque es del escritor Ray Cummings: «El tiempo es lo que evita que todo suceda a la vez».
HAY POCOS INGREDIENTES
«Los ingredientes más básicos de la realidad física son unos pocos principios y propiedades que se expresan en unas cosas que llamamos partículas elementales. Pero estas partículas elementales difieren en algunos aspectos importantes de cualquiera de los objetos de nuestra experiencia común, y para entenderlos de manera apropiada debemos comenzar por los principios y las propiedades». A partir de lo más sencillo. Wilczek elabora su descripción de las leyes básicas que rigen el mundo físico, hablando también, como no, de Isaac Newton y de cómo acertó mucho y aceptó cuando erró.
HAY MUY POCAS LEYES
«Las leyes físicas fundamentales difieren de las humanas. Son muy pocas, y las mismas siempre y en todo lugar. Se limitan a describir lo que ocurrirá. Se expresan en forma de ecuaciones matemáticas entre magnitudes claramente definidas, y no dejan sitio para la ambigüedad o el desacuerdo entre expertos competentes. Derivar sus consecuencias es una simple cuestión de cálculo. Se puede programar un ordenador para que lo haga». Propone Wilczek que pensemos en las leyes físicas mientras hacemos cosas, esperamos la ola enorme que se nos avecina o vemos jugar a un niño con su pelota.
MATERIA Y ENERGÍA
Frank Wilczek llama «humane» a la cantidad de energía anual usada por un ser humano. «En 2020, el consumo mundial de energía fue de aproximadamente 1,9 × 1011 (190.000 millones) humanes. Como la población mundial en 2020 era de unos 7.500 millones, eso equivale más o menos a 25 humanes de energía por persona. Esta cifra, 25, es la razón entre la energía total consumida y la energía utilizada en el metabolismo natural. Es una medida objetiva del progreso económico de los seres humanos más allá de la subsistencia. A modo de comparación, los estadounidenses consumimos unos 95 humanes por persona».
LA HISTORIA CÓSMICA
«La ciencia a menudo recuerda un concurso de la tele en el que las respuestas sugieren cuáles son las preguntas. La historia cósmica es un libro abierto. El gran matemático y astrónomo Johannes Kepler, un genio del que hemos de volver a hablar con admiración, consideró muchos aspectos del sistema solar en su trabajo. Sus preguntas sobre la forma de las órbitas planetarias y las velocidades con que las siguen los planetas ofrecían buenas respuestas, que hoy conocemos como las célebres leyes de Kepler del movimiento planetario. Hoy, los científicos creemos que no se hacía las preguntas correctas».
LA APARICIÓN DE LA COMPLEJIDAD
«A primera vista, el futuro del universo a largo plazo parece lóbrego. Las galaxias se irán alejando unas de otras, las estrellas agotarán su combustible nuclear. Lo primero que hay que decir sobre eso es que no hay que temer un final inminente. A nuestro Sol todavía le quedan unos buenos dos mil millones de años, y no dejan de nacer nuevas estrellas en otros lugares de nuestra galaxia, muchas de las cuales proporcionarán calor de manera continua durante mucho más tiempo de lo que lo ha hecho el Sol. Con tanto tiempo por delante, no deberíamos subestimar las respuestas creativas de los más dotados ingenieros».
MUCHO POR VER Y CONOCER
«Hace unos pocos años, durante una hora, más o menos, estuve en dos lugares al mismo tiempo. Estuve sentado en mi casa de Cambridge, en Massachusetts, y al mismo tiempo asistía a un congreso en Gotemburgo, en Suecia. Lo conseguí gracias a una versión de cuerpo entero de la ilusión de la mano fantasma. Vi y oí el mundo a través de los ojos y oídos de un robot cuya mirada y atención yo controlaba de manera remota por medio de un mando. También podía «pasear» y hablar con otras personas que veían mi propia expresión facial en una pantalla integrada en mi yo robótico. Pronuncié una breve conferencia, caminando a uno y otro lado…».
AÚN QUEDAN MISTERIOS
«Vamos a centrar nuestra exploración en dos grandes misterios. Se encuentran en la vanguardia de la investigación dirigida a profundizar en nuestro conocimiento fundamental del mundo físico. Los astrónomos han encontrado, en diversas situaciones, lo que parecen ser fuerzas gravitatorias que no tienen una causa visible. Sus observaciones parecen indicar la existencia de un lado oscuro que constaría de dos nuevas formas de materia, la materia oscura y la energía oscura, que de algún modo nos habrían pasado desapercibidas, pese a aportar la mayor parte de la masa del universo».
LA COMPLEMENTARIEDAD
Dice Wilczek que practica la complementariedad cada día porque practicarla le convierte en alguien con mayor sentido de la justicia, entre otras cosas. «En su forma más básica, la complementariedad es el concepto de que una sola cosa, considerada desde distintas perspectivas, puede parecer que posee propiedades muy distintas o incluso contradictorias. Es una actitud hacia las experiencias y los problemas que me ha resultado iluminadora y de muchísima ayuda. Literalmente, me ha cambiado la mente. Me ha ensanchado para hacerme más abierto a la imaginación y más tolerante».