Mis experiencias con Julián Gómez del Castillo. In memoriam. (10-10-1924/29-10-2006)

Autora: Judith Campos

En los comienzos de Camino Juvenil Solidario Julián escribía: “Todo ser humano se realiza en la medida que cultiva las cualidades que lleva en su ser; hacer esto es lo que llamamos cultura. Entre esas cualidades hay una sobre las que convergen las demás: el amor. Amar es fundamentalmente darse a fondo perdido, que en nuestra época se llama solidaridad, definida con hechos por los pobres como “solidaridad es compartir hasta lo necesario para vivir”, es decir, hasta la misma vida.

Cuando los pobres de Europa meten esto en la vida social de los pueblos, en el siglo XIX, realizan el hecho cultural más importante de la Historia para la liberación de los oprimidos.

Desde entonces millares y millares de personas han dado su vida por solidaridad con los empobrecidos. Nos toca seguir un camino que otros recorrieron antes. No somos los primeros; ellos dieron su vida, nosotros todavía no. Nos entusiasma su actitud y eso anima a nuestro caminar.

Hoy comienza “Camino Juvenil Solidario” su andadura. Las tierras que vamos a recorrer están sembradas, han sido testigos, de grandes esfuerzos y sacrificios solidarios. Entre ellos, muchas vidas humanas.

Por ello, y por nuestro ser cristiano, el objetivo de nuestro campamento no puede ser más que uno: ser testigos y protagonistas de la vida solidaria. No tenemos otro objetivo, por ello, todo lo que hagamos debe estar en razón de dicho objetivo.

Nuestro Dios, es el que  manifiesta Jesucristo, es solidaridad. Nuestra vida está construida sobre la solidaridad que otros han tenido con nosotros, desde el lenguaje con que nos relacionamos, hasta los métodos, pensamientos, ciencia y técnica que posibilitan nuestro presente y futuro. Estamos en el proceso de la Historia, se nos plantea, al ser personas vivas, contribuir a ese proceso. ¿Cómo lo vamos hacer? ¿Desde el individualismo? ¿Desde la solidaridad? Esto constituye la gran responsabilidad de nuestra vida.

Cristo, la razón, la historia y la gracia están con nosotros, los solidarios, ¿quién contra nosotros?”

Julián veía en el niño y en el joven el adulto, que hay en él. Y  con esa visión era como se dirigía a él. Creo que a todos nos planteó lo mismo: podemos dar la vida por solidaridad, ¿estás dispuesto? Nos transmitía la alegría de la vida solidaria, la vocación a la justicia. Decía:”La juventud no es un estado biológico, es un estar con la mirada en el futuro. Si no planificas tu vida a 50 años vista, te la planifican”. En conversación con Don Tomás Malagón decían “Hagamos una organización apostólica de jóvenes, que pueda servir a los hombres en los próximos 50 años”  Y con ocasión de la presentación del libro Silencio sobre lo esencial escribía: “Publiquemos libros que ayuden a pensar a la juventud en los próximos 50 años. Así podrán separarse de la irresponsabilidad del botellón y abrazarse a la responsabilidad del pensamiento. Y no vale decir que el joven de hoy no es serio. Una cosa es que el imperio haya desfigurado sus vidas y otra que no pueda ser persona. ¿Acaso si encuentra testimonios militantes en su familia o su cuadrilla de amigos no es capaz de dar la vida?” ¿Les decimos esto a los jóvenes que conocemos aunque no seamos sus educadores formales?

Fue en un campamento urbano donde yo conocí Camino juvenil solidario y por tanto al Movimiento Cultural Cristiano. Tenía 17 años. Una amiga del instituto que ya  pertenecía a CJS, en Noviembre del 97 me invitó a un campamento que organizaba el MCC. Allí conocí a Manolo Pérez. Nos dio una charla de la Esclavitud Infantil, cosa de la que yo no había oído hablar antes. Después de ese encuentro me invitaron a asistir a unas reuniones que tenía el grupo de jóvenes. En aquel momento en Canarias había dos grupos de jóvenes, uno en el sur y otro en el norte. El grupo que se reunía en el sur lo hacía cerca de mi casa, cuatro calles más abajo. Así que como no tenía nada más interesante que hacer y en ese grupo había gente del instituto, fui (de aquel grupo seguimos en la formación Laura y yo). Nos reuníamos los jueves por la tarde unos 10 jóvenes de entre 13 y 17 años. Hacíamos, yo creo las primeras encuestas de Cjs, con aquellas experiencias de Moisés: ir a un centro comercial con 500 pesetas y experimentar que pasaba con ellas, recoger los papeles y basura de la calle principal de tu ciudad, las encuestas en las difusiones etc.

El verano siguiente me invitaron al campamento de verano en la península. En los preparativos del campamento Laura me comentó “por fin vas a conocer al viejo, para mí es como mi abuelo” y me habló de él, pues como eso, como si fuese su abuelo. Una vez ya en Emaús, en Unquera, como el grupo de canarios llegamos un par de días antes, nos pusieron a montar las tiendas del campamento y como es común entre nosotros eran unas tiendas que nos había dado no sé quién. Eran grandes, de estas que tienen dos habitaciones, pasillo… pero resulta que estaban mezcladas unas con otras,  así que allí estábamos unos ocho jóvenes y dos responsables intentando averiguar qué lona se correspondía con cada estructura. Llegó un momento en que la gente se cansó y se sentó por allí. Yo, como soy un poco cabezota me empellé en que aquello había que montarlo y Laura se puso conmigo. En ese momento se acerca por allí un señor mayor muy serio paseando con alguien, a nuestra altura se paró y nos  dijo: “menuda juventud, dos trabajando y el resto mirando”… lo dijo cabreado, menos mal que ese momento yo era de las que estaba trabajando, que si no vaya palo. Cuando se fue me dijo Laura ese es el viejo y yo le dije pues vaya con el abuelo. Y así es como conocí a Julián Gómez de Castillo.

Antes de salir el campamento de ruta por los pueblos y ciudades Julián tenía la costumbre de hablar con los chavales, por lo menos con los mayores, para animar el espíritu. En aquella ocasión Julián nos comentó que estuviéramos atentos a lo que íbamos encontrando por el camino en esos 15 días: las gentes, los lugares, las montañas… que hasta las montañas nos pueden trasmitir el carácter de su pueblo. En ese campamento difundí por primera vez Autogestión, pegué carteles de la niña, hacíamos un festival solidario en las ciudades por las que pasaba el campamento (Astorga, León, Gijón y Oviedo…)

De vuelta a casa el  curso transcurrió normal, el grupo de jóvenes seguía con sus encuestas y con sus acciones en el instituto. El verano siguiente volví  al campamento. En esta ocasión antes de partir Julián nos habló de la solidaridad; de que todo lo que hay en el mundo es gracias a la solidaridad. Aquel verano yo llevaba el pelo muy cortito, y Julián al verme me preguntó qué a quién debía mi corte de pelo, le dije que a nadie, que yo lo había pagado con el dinero de mi trabajo, ¡en qué momento se me ocurrió contestar!, dio un  grito diciendo “¡¡a la SOLIDARIDAD, nuestra vida está construida sobre la solidaridad que otros han tenido con nosotros, eso es Solidaridad!!”

Las siguientes ocasiones en las que tuve la oportunidad de oír  a Julián fue cuando los jóvenes de camino entrábamos a los temas de fondo de los plenos del MCC, la organización adulta. Allí se dialogaba de muchas cosas que no entendíamos; análisis sociopolítico, historia de la iglesia, economía… así que luego teníamos un diálogo con el responsable que estaba con nosotros y aclarábamos dudas.

En el 2002 Laura y yo nos vinimos a vivir a Madrid, fue una buena ocasión para conocer más a Julián, pero creo que no supimos aprovechar la oportunidad. La militancia no es algo que se pueda aprender por estar mucho con una persona, por oír hablar mucho del tema o por leer en los libros. La militancia es contemplación y lucha y de eso Julián había vivido mucho. No supimos ver lo que nos quería decir con su vida, que era mucho más que lo que le podíamos oír cuando hablaba en alguna charla o algún encuentro entre nosotros. Su vida fue entrega, oración, sacrificio, entusiasmo, combate, errores, aciertos, amistad, encarnación, política, humildad,  Verdad. ¿Cuánto hay en nosotros de todo eso?

En el equipo en el que estábamos realizando el plan de formación del MCC, teníamos tres compromisos que eran fijos para todo el curso, aparte de los compromisos semanales. Eran: las jornadas universitarias, la colaboración con el envió en DERSA (que por si alguien no sabe lo que significa, pues yo me enteré al tiempo de estar en el MCC, es “Distribución y ediciones Rovirosa sociedad anónima”) y la colaboración en los servicios de la casa Emaús, sobre todo con los grupos que no son del MCC que vienen a la casa.  En dos de estos compromisos teníamos la oportunidad de estar con Julián.

Cuando íbamos a DERSA a realizar el envío estábamos un día o día y medio. Llegamos por la mañana al abrir y marchábamos por la noche. Y allí, Julián en sus últimos años de vida seguía haciendo una jornada completa. Con más de 75 años hacía  una jornada completa. Llegaba por la mañana, nos saludaba a todos, y a alguno le preguntaba, ¿pero todavía a ti no te han metido en la cárcel?, luego se cogía los periódicos, 6 diarios incluido el marca y daba tarea a todos: notas para autogestión, grabar algún documental o película que pudiera estar bien para los videos, escribía las editoriales de las revistas Autogestión e Id y Evangelizad, las presentaciones de los libros. De ese saber ver la realidad en la lectura de periódicos salió la campaña contra la Esclavitud infantil. En un periódico de tirada  nacional salió una pequeña noticia del asesinato de Iqbal Masih. Un pakistaní de doce años asesinado por luchar contras las mafias de la tapicería. De su trabajo en DERSA podrían hablar otros mejor que yo. Yo sólo sé que allí lo podías encontrar de lunes a domingo si no había curso en Emaús, que entonces estaba aquí, donde se quiso venir a vivir con Trini o dando algún cursillo en cualquier lugar de España e incluso Iberoamérica.

Homenaje en el X aniversario de Julián Gómez del Castillo en la Casa de Cultura y Encuentro de Las Palmas de Gran Canaria

Recuerdo que fuimos una vez para hablar con él del paso a la formación permanente, quedamos en DERSA un domingo por la mañana. Nos invito a un café y porras. Por aquellos días salía la noticia de las ministras socialistas en la revista Vogue, nos preguntó a las chicas del grupo que qué íbamos a hacer para denunciar ese falso socialismo, no supimos que decirle. Luego ya en DERSA nos volvió a preguntar lo mismo y qué íbamos a hacer para denunciar en la sociedad las injusticia de este mundo: el hambre, el paro, la esclavitud infantil, y nosotros seguíamos sin responderle. Cuando le preguntamos que qué significaba para él la militancia, nos habló del día de su bautismo. ¿Significa hoy para mí lo mismo la militancia, responder a mi compromiso bautismal?

Aquí en la casa estaba mucho. Emaús es un sueño, de muchos militantes que nos han precedido, hecho realidad.  Para ponerla en marcha se vinieron él, su mujer Trini y Josefina, otra militante que entregó sus últimos años de su vida a esta casa.

Modista de profesión, no haciendo caso a los médicos se pasó horas, días cosiendo para la casa: las colchas, fundas de almohadas, cortinas, baberos…  Julián  no venía aquí a descansar sino a trabajar más: aportaba libros para la biblioteca, preparaba cursos, estaba pendiente de lo que se necesitaba… No descuidaba nunca el ambiente y estilo de la casa: los niños en su zona y los adultos en su tarea, la decoración (le comentaba al responsable de la casa, que el pasillo que va del hall a la capilla tiene que estar lleno de cuadros de testigos de la Iglesia), regar el jardín, atar los árboles, pelar fruta para hacer mermelada. Nunca olvidaré los días previos a la inauguración, en marzo de 2001. Yo aun vivía en Canarias y vine unos días antes. Por aquí siempre había gente trabajando, que experiencia más maravillosa para el MCC y para la Iglesia la construcción de esta casa. A lo que iba, unos días antes llego el camión con las cosas de Unquera. “Puff”, parecía que el camión no tenía fin: colchones, literas, mesas, estanterías, ollas… estábamos unos cuantos entre ellos Julián, los que más le conocían le decían “Julián no seas bruto que te va a dar una subida de azúcar”, pero no hacía caso, descargaba como el que más. Lo último que se descargó del camión fueron los hierros de la carpa, ¡cómo pesaban! Yo llevaba uno y casi no podía con él, entonces ví que Julián subía con dos, no me lo podía creer, vaya con el viejo pensé para mis adentros. Efectivamente al rato le dio una subida de azúcar y se le llevaron a casa. Pero al día siguiente ya estaba aquí a primera hora para empezar a montar las literas. Desde luego a su lado no podías hacer el vago, no sin que te remordiera la conciencia. Sólo con su presencia imponía. Aquí siempre le veías haciendo algo.

Una vez que pasamos a la organización adulta de las primeras tareas que me encargaron fue estar en los campamentos. Un grupo de los responsables de campamentos fuimos a hablar con él para que nos comentara qué cosas veía él imprescindibles en un campamento y nos comentó: que cantáramos, que les trasmitiéramos a los jóvenes la alegría de la vida solidaria y eso también con canciones, pero no con cualquier canción, sino con canciones que tuvieran sentido y nos puso el ejemplo de la canción del cancionero de la muerte, dijo “que canción más bonita para explicar el significado de la muerte”. También nos dijo que los chavales que hubiesen suspendido alguna asignatura, tenían que tener algún tiempo dentro del campamento para el estudio, que no había derecho a suspender, no porque la obligación del chaval sea estudiar, no por no defraudar a los padres, sino porque sus estudios los paga, quien no puede ir a la escuela, los más pobres, por eso no hay derecho a suspender. Y nos habló del ideal, en cuanto a esto nos decía: “Yo creo que estamos cometiendo la gran estafa a la generación de estos momentos ocultándole que por encima del dinero, de la buena vida, del consumo y de la estupidez está el ideal. Y que una persona sin ideal es exactamente hermano del burro. En España, recuerdo a un militante ateo viejo, cuando yo era niño me dijo: en la vida puedes perderlo todo menos el ideal, si conservas el ideal todo lo podrás recuperar”.

Hoy esto a los jóvenes y a los niños no se lo dice nadie, ni siquiera los curas. En las iglesias se tiene miedo de hablar del ideal.

El ideal es para el cristiano una persona que se llama Jesús, “evidentemente Jesús, que no se puede encontrar sino a través de la Iglesia”.

Y por lo demás nos dijo que le preguntáramos a los que habían estado antes en los campamentos como responsables.

Hoy en día sigo colaborando con los campamentos y la escuela solidaria y pienso que si hoy fuéramos a preguntarle a Julián que tendríamos que tener en cuenta  con los chavales estoy segurísima de que nos diría lo siguiente: “Al terminar sus estudios, los jóvenes de 15,18 o 25 años están abocados al paro la mayoría. El 60% hoy de los jóvenes menores de 25 años están en paro. ¿Cómo preparáis educadores a la juventud ante ese hecho o habéis optado por ser enseñantes y dimitir como educadores? ¿Les habéis educado para que luchen contra ese problema desde la acción moral liberadora o servís al imperialismo económico colaborando a que la juventud sea resignada y mansurrona? ¿Sois conscientes de que vuestra profesión es siempre acción política? ¿Os habéis planteado que si el 60% de la juventud está en paro y no luchan es porque no han tenido educadores?” ¿Nos preguntaremos alguna vez esto en serio, para darle una respuesta a la juventud de hoy?.

Cuando nos casamos, Ernesto y yo, en las líneas que escribíamos de despedida, dimos las gracias a nuestros padres por la educación recibida y las gracias a Julián y Trini por el testimonio de su matrimonio. En mi casa no sentó bien, mi hermana no entendía como dábamos las gracias a un matrimonio que no era de la familia. Pero nosotros lo sentimos así, para nosotros el matrimonio de Julián y Trini son un ejemplo de matrimonio militante, un ejemplo de entrega, de entrega a los demás por los más débiles, de amor. Hay ejemplo de ello en las cartas que le escribía Julián a Trini en el Id y evangelizad dedicado a Julián, que tenemos publicado.

Hoy mi familia y yo vivimos en Emaús con la responsabilidad de colaborar con la casa Emaús y con la Casa Escuela. Es por el testimonio de Julián, de su vida de entrega, por el testimonio que nos transmitió de Rovirosa y otros militantes que han entregado su vida alegremente por el ideal ,CRISTO, que aceptamos no sin miedo asumir esta responsabilidad. No hay  día que no me acuerde de Julián. De cómo haría tal cosa o tal otra. Él físicamente ya no está. Pero sigue estando su presencia, sus  palabras, su testimonio de vida. Es tarea de todos no olvidarlas y seguir esta corriente de espiritualidad de encarnación, de solidaridad que él y muchos otros han seguido después de Rovirosa.

Para terminar que mejor manera que con unas palabras de Julián, ahora que está próximo el 16 de Abril y que los de Camino Juvenil Solidario ya están con sus planes de trabajo, Julián con motivo del primer aniversario del asesinato de Iqbal animaba a los jóvenes de esta manera:

“El 16 de abril hará un año que asesinaron en Pakistán a Iqbal Masih por luchar contra la esclavitud de los niños. Luchador por la paz, no cabía en un mundo imperialista. Cristiano consciente, dio su vida a los 12 años.

Honremos el 16 de abril su memoria. Es el ejemplo de la juventud del nuevo siglo. Este siglo que llegará con paro, hambre y esclavitud renovadas por el imperialismo económico.

Juventud, no a las movidas burguesas, no a las drogas de alienación en los “puticlubs” y los “mariclubs”, no a la disociación, no a la insolidaridad. Sí a la asociación, sí a las noches de reflexión y estudio, sí a la alegría de la lucha contra la explotación del hombre por el hombre, sí al amor solidario de por vida, si a la creatividad profesional contra el paro.

 Este es el camino que nos ofrece la vida de Iqbal Masih, este es el camino que cultiva la dignidad humana. Celebremos el 16 de abril una tertulia de amigos comentando la vida de un joven que abrió camino. Con el poeta vivamos ”caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

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