Ana Sánchez
Aunque se trata de una designación de la asamblea general de las Naciones Unidas, adoptada en el año 2000, los orígenes de este día se remontan al mes de julio de 1981. Entre los días 18 y 21, se reunieron en Bogotá (Colombia) más de 280 mujeres procedentes de Brasil, Chile, Ecuador, Perú, Venezuela, Colombia, República Dominicana, Puerto Rico, Curazao, Panamá y México, junto a participantes de Suiza, Francia, Holanda, Italia, Canadá y los Estados Unidos.
El último día del encuentro, las participantes se reunieron en una sesión plenaria durante la cual se leyeron informes y resoluciones de las distintas comisiones. Los pronunciamientos de este primer encuentro feminista latinoamericano y del Caribe fueron:
- Lo que sucede en la vida personal, en lo que se ha denominado «LA ESFERA PRIVADA», es POLÍTICO y sujeto a transformarse.
- Transformar la vida cotidiana y las relaciones personales es también un quehacer REVOLUCIONARIO Y CONSECUENTE.
- Las transformaciones de las concepciones sobre nuestra sexualidad y el ejercicio de ésta es un TERRENO DE LUCHA tan importante como cualquier otro.
- El movimiento de Liberación de la Mujer ES UN MOVIMIENTO POLÍTICO que busca la transformación económica, política y social de nuestra sociedad, de una manera radical y absoluta.
- Que el Movimiento de Liberación de la Mujer garantiza que el proceso de transformación y cambio sea verdaderamente irreversible y toque a todos los grupos y sectores sociales, transformando la vida por dentro y por fuera, como una sola unidad y en una forma radical.
Entre los acuerdos, destaca la declaración de «Que el 25 de noviembre, todos los países realizaremos la jornada «NO MÁS VIOLENCIA CONTRA LA MUJER»»
Las feministas dominicanas Magalí Pineda, Mirta Rodríguez y Ángela Hernández propusieron esta fecha en homenaje a las hermanas Mirabal, asesinadas el 25 de noviembre de 1960, bajo la orden del dictador de la República Dominicana, Rafael Leónidas Trujillo.
Conocidas como Las Mariposas, porque así se hacían llamar en la militancia, tuvieron un rol fundamental en la oposición al régimen dictatorial desde el Partido Socialista Popular, pero sobre todo desde la Agrupación política 14 de junio, luego devenida en partido político.
Fruto de su militancia opositora al régimen de Trujillo, las hermanas Mirabal fueron encarceladas, torturadas y violadas en diversas ocasiones. Sus esposos, compañeros de militancia, compartieron la misma suerte. En 1960, luego de que Minerva y María Teresa fueran juzgadas y condenadas a tres años de prisión, al igual que sus esposos, por atentar contra la seguridad del estado dominicano, fueron llamativamente puestas en libertad. En una visita que las tres hermanas hicieron a sus compañeros un 25 de noviembre, un comando del Servicio de Inteligencia Militar les tendió una emboscada y, simulando un accidente automovilístico, las masacraron. Las repercusiones no se hicieron esperar: el asesinato de las Mariposas provocó gran revuelo en el pueblo dominicano y definió el final del propio Trujillo: el 30 de mayo de 1961, el dictador fue acribillado mientras era trasladado en su auto.
Mario Vargas Llosa contó en su novela La fiesta del chivo, publicada en el año 2000, la dictadura y el asesinato de Rafael Trujillo. Allí aparecen las hermanas Mirabal:
«Toda la República Dominicana se enteró de aquella matanza de la manera veloz y misteriosa en que las noticias circulaban de boca en boca y de casa en casa y en pocas horas llegaban a las extremidades más remotas, aunque no apareciera una línea en la prensa y muchas veces aquellas noticias transmitidas por el tam tam humano se colorearan, enanizaran o agigantaran en el recorrido hasta volverse mitos, leyendas, ficciones, casi sin relación con lo acaecido».