Trade, el precio de la inocencia

Ana Sánchez


¿Cuánto vale una persona? ¿Cuánto vale un niño?

Trade, de Kreuzpaintner, nos habla del precio de la inocencia, una historia que nos acerca al negocio de la trata de personas. Una niña mexicana celebra su cumpleaños con su familia y amigas sin pensar en que el futuro que la espera no es tal luminoso como la bici que le regala su hermano. La acción se desarrolla en México, en torno a una de tantas familias de la ciudad, cuya cotidianidad se verá interrumpida bruscamente por el rapto de la pequeña Adriana. Unos individuos, aparentemente salidos de la nada, la persiguen por las calles y la separan de su mundo trasladándola a un submundo de tráfico y esclavitud, un negocio creciente extendido a lo largo de todo el planeta y en el que los seres humanos son tratados como mercancías que se venden al mejor postor. Por mucho que queramos insistir en que la esclavitud fue abolida hace mucho tiempo, sigue existiendo al lado de nuestras casas. Pero nosotros, muchas veces, preferimos mirar hacia otro lado y no ver lo que está pasando a nuestro alrededor, seguramente porque eso nos obligaría a tomar postura y denunciar esas y otras injusticias que pasamos por alto porque no nos tocan de cerca, no nos afectan personalmente.

La película relata varias historias sobre el tema, centrándose en la de Adriana y su hermano, pero no es un caso aislado o excepcional, también entran a formar parte de esta red de tráfico de niños del sudeste asiático, mujeres de la Europa del Este: secuestrados o engañados, pero todos los casos, obligados a formar parte de una cadena en la que los más débiles se ven sometidos al afán de tener y de poder de comerciantes y al placer de los consumidores de este negocio.

Desde los barrios de Ciudad de México y la traicionera frontera de Río Grande, pasando por una subasta secreta por Internet de esclavas sexuales, la acción nos traslada hasta Nueva Jersey, en el corazón de Estados Unidos. El negocio que supone la pedofilia y el anonimato que brinda Internet se conjugan en una maraña a la que resulta difícil acceder y en la que un policía echará una mano al hermano de Adriana para intentar llegar hasta los responsables de la venta de la niña con su experiencia y su conciencia puestas al servicio de la búsqueda de los culpables. Las autoridades locales o nacionales encuentran las excusas necesarias para no atacar a los directa o indirectamente implicados en esta red de engaños, secuestros, violencia, corrupción y delincuencia organizada.

El tesón del hermano de Adriana y la implicación hasta las últimas consecuencias del que se acaba convirtiendo en uno de los protagonistas de esta trama, un policía que busca atacar las causas y consecuencias del crimen, serán lo que posibilite el encuentro directo con los responsables de una red proxeneta que opera a nivel internacional. Delitos que muchas veces son ninguneados, porque afectan mayormente a los empobrecidos, a los que no tienen más defensa que sus propias familias o seres cercanos o el apoyo solidario de los que creen que es posible que convirtamos este mundo salvaje en un mundo humano y empeñan su vida en ello. ¿Nos conformaremos nosotros con menos? La inocencia puede llegar a pagar un precio muy alto, pero no podemos permitirnos una sociedad en la que esto sea tolerado, a riesgo de dejar de ser personas.

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