Dentro de las jornadas preparatorias de la asamblea nacional anual de Encuentro y Solidaridad, hemos podido contar con la presencia del arzobispo de Valladolid D. Luis Argüello. Nos ha ayudado a profundizar en la génesis, contenido y propuestas del reciente documento de trabajo de la Conferencia Episcopal Española (CEE) «El Dios fiel mantiene su alianza».
Ha destacado la continuidad con las orientaciones pastorales de la CEE de 2020 «Fieles al envío misionero», con ese eje común de fidelidad a Cristo y a su Evangelio en el contexto actual de lo que se ha denominado un cambio de época. Como lleva haciendo la Iglesia desde el principio, anunciar la siempre novedosa buena noticia de Jesús para la persona y para la sociedad, sobre todo en un momento en que una característica de la sociedad mundial, reconocida por variados análisis sociológicos y filosóficos es la desvinculación, el individualismo que se manifiesta en la soledad, el sálvese quien pueda, la autodeterminación más absoluta de individuos y colectivos.
Este último documento se plantea como una propuesta de trabajo y diálogo en la Iglesia y en la sociedad para profundizar en la comprensión de la persona y la familia dentro de los actuales sistemas político, económico y sociocultural, buscando propuestas y una acción social desde el principio del bien común.
En vez de tratar temas por separados se trata de descubrir las conexiones y las interrelaciones entre aspectos que muchas veces se han desgajado. Dentro de la Iglesia supone un gran paso de futuro el abordar las cuestiones antropológicas de una manera integral, uniendo la llamada moral personal y la moral social, para no caer en dicotomías e incoherencias que cercenan la integridad del mensaje y la propuesta cristiana.
Es una propuesta claramente personalista, en el que se reconoce a la familia, y al matrimonio un papel fundamental, como ámbito primero de personalización y socialización y que lleva a una conciencia de fraternidad universal. El documento profundiza en las variadas causas y consecuencias de ese proceso de desvinculación para poder atajarlo, con una propuesta de humanización y concreción desde los principios de la Doctrina Social de la Iglesia.
Se abordan causas legislativas y culturales sin escamotear las carencias eclesiales que favorecen las anteriores.
Las cuestiones del principio y final de la vida, del matrimonio y la familia se integran con las cuestiones económicas, sociales, políticas puesto que se influyen recíprocamente.
Se busca acoger las distintas realidades y favorecer la promoción de una militancia cristiana que consciente de su identidad y en diálogo con el resto de la sociedad, superando la dialéctica de los contrarios, den testimonio y respuesta en los campos de la maternidad y la paternidad, la equidad varones y mujeres, los cuidados de ancianos y enfermos, la cooperación internacional, la España despoblada, la acogida de inmigrantes y refugiados, favorecer en la política pactos a largo plazo, el trabajo de los jóvenes, el salario familiar… En definitiva ejercer la mayor forma de caridad que es la caridad política.