Hilda Cantarín
Hace unos días nos juntamos en la Casa de Cultura y Encuentro de Valladolid para compartir la lectura de un libro titulado El pan a secas del escritor marroquí Mohamed Chukri.
El autor, en la presentación del libro recuerda un versículo de una sura del Corán: “Saca al vivo del muerto”. Esta es la historia de su propia niñez y juventud puesto que es una obra autobiográfica.
Es época de hambre en el Rif. Una familia deja su casa y emprende el éxodo hacia Tánger en busca de una vida mejor. Pero la crueldad de un padre violento obliga al pequeño Mohamed a salir de casa. Sufre miedo, hambre, violencia en las calles de Tánger y Tetuán.
Es un niño condenado a la miseria que topa con los fondos más bajos del ser humano. Con él nos adentramos con toda crudeza entre los marginados de Marruecos: en los prostíbulos, entre los traficantes, las personas que viven en la calle, los menores abusados, las mujeres y los niños sometidos a la violencia dentro de la familia.
Es una historia de tantas, cotidiana, de lucha por la vida, de seres humanos descartados, de los que se alimentan del pan a secas, que buscan la belleza y la luz aún en las peores circunstancias y esa búsqueda es el camino de su promoción. La intención de esta obra, prohibida en su país durante muchos años, es la de encender un enorme fuego en tierra baldía haciendo una literatura directa y sin rodeos.
Nuestra próxima lectura juntos será «El último día de un condenado a muerte«, de Victor Hugo.