En nuestro país se tiran cada año 1300 millones de kilos de comida a la basura, 169 Kg por habitante y año. Esto es solo el último eslabón de una cadena de despilfarro de alimentos que empieza descartando aquellos que se no se recogen del campo por distintos motivos y que sigue en las siguientes etapas por las que pasan los productos hasta que llegan a los consumidores.
Este despilfarro supone perdidas medioambientales importantes porque para obtener los alimentos se han consumido mucho agua y petróleo y se ha producido gran cantidad de dióxido de carbono con lo que eso afecta al efecto invernadero.
Los consumidores tiran los alimentos porque pueden permitirse el lujo de hacerlo olvidando los problemas que conlleva. Sin embargo, hay una realidad que hace que esto sea aún más doloroso: 800 millones de personas pasan hambre crónica en el mundo, según los organismos internacionales, que también reconocen que se producen en la actualidad un 60% mas de los alimentos que la humanidad necesita para alimentarse. El hambre es una vergüenza porque es fruto de una injusticia y tenemos la capacidad de remediarlo.
Tenemos una responsabilidad ante el despilfarro de alimentos y debemos tomar conciencia de ello para actuar. El cortometraje “Pollo a la carta” (Chicken a la carte) de Fernando Dimadura realizado en Filipinas en 2006 es una forma de acercarnos a la triste realidad del despilfarro y su cara opuesta: el hambre.
El corto nos muestra como las sobras que unas jóvenes dejan en su plato en un restaurante de Filipinas se convierte en el alimento de otras personas que viven en la pobreza a poca distancia. Y no se ve de manera metafórica sino real. Pues la persona que recoge la basura del restaurante la selecciona separando lo que puede ser llevado a otro plato que saciará el hambre de quienes no tienen medios para alimentar a sus familias.
“Pollo a la carta” fue premiado en un festival de cortometrajes en Berlín y debería ser una obra para visualizar por todos los consumidores del mundo enriquecido para que seamos capaces de reducir el desperdicio en nuestras casas y para que exijamos a nuestros gobiernos que legislen y hagan cumplir leyes hagan que esto no se siga produciendo.
Esta es la letra de la canción que se escucha en la cinta mientras se ve como una familia bendice la mesa antes de comer el pollo que salió de una basura.
Déjame contar su historia
que nadie más puede oír
cómo puede la risa de alguien
tráeme cerca de las lágrimas
y nunca lo sabrás
porque tú nunca estas ahí
después de lo que hemos visto
podemos cerrar los ojos de nuevo
Déjame contar su historia
no pensarás que es verdad
no he olvidado
así que lo compartiré contigo
por todas las cosas que sabemos
¿Qué hemos aprendido realmente?
aunque cierro los ojos
las imágenes permanecen
Y su historia …
comienza de nuevo