Humildad

“El compartir lo nuestro con los demás (Pobreza) todavía puede suscitar algún sentimiento de superioridad y de excelencia si nos olvidamos que los otros son Cristo; pero aceptar y amar a los demás tal y como son, con alegría y gratitud por el don de Dios que representan, no puede hacerse sin ver en ellos al mismo Cristo que se pone a nuestro alcance para comunicarnos lo bueno que en ellos hay y para servirle como podamos en sus deficiencias.

Por todo ello se comprende que es más excelente la Humildad que la Pobreza, ya que el humilde es necesariamente pobre mientras que el que reparte todo lo que tiene puede no ser verdaderamente humilde, y para éstos el Señor se tiene reservada aquella terrible palabra de: ¡No os conozco!

También esto puede explicar el por qué Jesús cuando se nos presenta como Maestro nos dice que aprendamos de Él la Humildad y la Mansedumbre de corazón y no nos dice que aprendamos la Pobreza. La Humildad es una pieza fundamental del cristianismo a la que todo lo demás tiene que referirse. Así se dice que en el infierno hay condenados que han practicado todas las demás virtudes, pero no hay ningún humilde”.

Guillermo Rovirosa, Cap.4 Promoción de los débiles en Cooperatismo Integral (1959)

Fotografía: Julián García, chopera en El Bierzo

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