Conviértete en un auténtico detective… de tu hijo

Diego Velicia, psicólogo del COF Diocesano de Valladolid.

¿Estás preocupado por tu hijo adolescente? ¿Crees que tiene amistades que no le convienen? ¿No sabes muy bien qué hace tanto tiempo con el móvil?… Soluciona todos tus problemas convirtiéndote en un auténtico detective privado.

    En la agencia de detectives privados CONTROLADORES S.L. te ofrecemos un cursillo acelerado de vigilancia y espionaje de nivel profesional que te capacitará para tener absolutamente controlado a tu hijo mediante:

    – Seguimiento de cada movimiento de tu hijo. Aprenderás a seguirle de forma indetectable siempre que esté fuera de casa para comprobar las zonas que frecuenta, qué tipo de gente hay por ahí y lo que hace en cada momento. También utilizamos aplicaciones de rastreo que te permitirán seguir en tiempo real los movimientos de tu hijo y así podrás presentarte de forma imprevista para él en su lugar de ocio y comprobar por ti mismo lo que está haciendo.

    – Información detallada de las amistades de tu hijo, de su situación familiar y del nivel de renta de la misma, en qué trabajan los padres de sus amigos, etc. Conseguirás toda la información que precises respecto del rendimiento académico de sus amistades y sus aspiraciones vitales, de su consumo o no de sustancias tóxicas y cualquier otro interés que tengas por las mismas…

    – Barrido permanente de sus dispositivos móviles para rastrear cada aplicación que utilice o sus perfiles en las redes sociales, así como sus conversaciones a través de las mismas, si dice palabrotas, con quién se relaciona, etc. Incluimos un análisis pormenorizado del tipo de música que escucha y sus letras, ya que es una fuente importante de peligros. Todo ello con un control exhaustivo del tiempo dedicado a cada aplicación.

    – Plataforma online del colegio en la que queda registrada cada conducta del chico en clase: si se ha reído o ha tosido, se le ha olvidado el lápiz o ha mirado mal a un profesor cuando le estaba riñendo. Colocamos en su pupitre micro cámaras para que le puedas observar en todo momento durante su asistencia a clase y darle un cate virtual para que preste atención cuando se distrae mirando por la ventana.

    – Aprenderás a realizar un registro y análisis a fondo de su habitación y sus pertenencias para detectar olores, objetos o sustancias sospechosas, eso sí, dejándola tan desordenada como estaba para que no note que has realizado dicho registro.

    – Se te adiestrará en técnicas de interrogatorio de última generación para averiguar pequeñas incongruencias en las respuestas de tu hijo a lo largo del tiempo, que podrán ser explotadas adecuadamente y agrandadas hasta la desesperación.

    Con este cursillo evitarás el terrible esfuerzo de tener un nivel razonable de comunicación con tu hijo, que, como todo el mundo sabe, es un insoportable, un mentiroso y que, además, no cuenta las cosas. Se acabó eso de verte obligado a escucharle, interesarte por sus cosas o pedirle perdón si como padre te has equivocado. Déjate de escuelas de padres.

    Evitarás que tu hijo crezca con cierta intimidad y privacidad, pero tu tranquilidad es lo más importante. Da igual si el chico no va desarrollando su autonomía. Lo más importante es tenerle controlado, evitar que cometa errores o se meta en líos.

    Nada de comparar tu adolescencia con la suya. Quizá en tu adolescencia te metiste en algún lío o estuviste muy cerca de hacerlo. Pero los líos de ahora son mucho peores.

    Imagínate siempre lo peor y con el resultado final más catastrófico posible. No comentes tus preocupaciones sobre tu hijo con nadie. ¿Quién son los demás para dar consejos? Un auténtico padre detective no pide ayuda jamás.

    Hasta aquí la caricatura. Ahora viene la parte seria de este articulillo. Una cosa es hacer una comprobación un día, y otra es convertirse en detective privado de tu propio hijo. Si tú te conviertes en policía, lo normal es que el otro se convierta en ladrón. Tampoco saques la conclusión de que se trata de pasar de los hijos. Ni tan cerca que queme al santo, ni tan lejos que no lo alumbre.

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