Eugenio Rodríguez
«A veces ves padres que hace muy poco eran jóvenes que este día tiraban voladores. Ni una queja ni un lamento»
He pasado buena parte de la tarde de esta Nochebuena felicitando la Navidad por todas las habitaciones del Materno. Suelo hacerlo por el Insular y al Materno voy muy poco. Resulta conmovedor. No están de fiesta pero ni una queja ni un lamento. Las madres primerizas, las madres expertas, las abuelas, incluso los abuelos mucho más acostumbrados a trabajar que a moverse por un hospital y esos padres de hoy ¡completamente al día! con el “piel con piel” y todo eso. Y felices. Ni una queja ni un lamento.
También las que, a punto de parir, están nerviosas y caminan preparándose y dejando que se vaya colocando el que ya quiere salir. Las parejas han ido a aparcar o incluso a atender otros hijos o padres.
A veces ves padres que hace muy poco eran jóvenes que este día tiraban voladores. Ni una queja ni un lamento.
¿Qué decir de los que tienen el corazón encogido? Ni una queja ni un lamento. Mirando, tocando, sosteniendo esos bebes que ya saben de hospital casi tanto como de útero. Ni una queja ni un lamento. Nerviosos como es lógico y agradecidos. Sobre todo al personal y a la familia, y a los otros pacientes, pero también la visita casi insignificante del cura entregándoles una felicitación que casi acarician de lo acostumbrados que están a acariciar y a hacerlo todo con cuidado.
¿Y los que han llegado a Urgencias? Papis y mamis jóvenes en su mayoría y ahí están. Ni una queja ni un lamento.
Alguna familia con un hijo ingresado se ha venido a pasar la nochebuena con los otros hijos. Juntos, todos contentos ¿para que queremos más? Ni una queja ni un lamento. ¡Feliz Navidad!
