Leticia Gutiérrez ha seguido de cerca la reciente masacre de los migrantes en Camargo y apunta hacia los obstáculos que mantienen en México un perpetuo asedio a los migrantes
Fuente: aguamala.mx
Autor: Juan Luís García
La masacre en Camargo ha traído de vuelta los fantasmas de la impunidad tras las masacres de San Fernando en 2010 y de Cadereyta en 2012, apunta Leticia Gutiérrez, hermana scalabriniana con largo recorrido en el acompañamiento de migrantes en México.
Originaria de Guadalajara, ahora vive en una ciudad española con el mismo nombre a más de 9,000 kilómetros de distancia, donde se desempeña como delegada diocesana de Migraciones de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara.
Gutiérrez habló con Aguamala sobre los flagelos que los migrantes enfrentan en México y Europa.
— Lamentablemente, vemos una nueva masacre de migrantes con el tema de Camargo (14 guatemaltecos asesinados). Se habló mucho de no repetición después de las masacres de San Fernando, Tamaulipas, y luego seguimos viendo este tipo de casos, ¿qué pasa en México?
Son muchas cosas no resueltas, yo creo que van como por escalada, y tal vez me permitiría decir que una de las primeras causas que siguen permitiendo este tipo de masacres y este tipo de eventos cruentos es para empezar esta necropolítica migratoria que tenemos en la región, que es una necropolítica global. Pero aunada está la impunidad que ha acompañado las masacres que se han cometido en la última década. Una impunidad que no la ha resuelto ni el gobierno que provocó la guerra contra el narcotráfico, ni la resolvió el gobierno que le siguió, que era de un partido distinto; ni tampoco el que habla de una cuarta transformación y sobre combatir la impunidad y la injusticia.
Vemos que sigue muy enraizada en diferentes niveles dentro de las instituciones de gobierno, y bueno también en la libertad para que los grupos criminales se sigan habituando a sus anchas en nuestro país.
— ¿De qué hablamos cuando se habla de impunidad?
— Cuando hablo de impunidad me refiero a que hasta ahora no tenemos una sentencia real contra los verdaderos o contra los los actuales autores intelectuales y ejecutores de la masacre de los 72 (año 2010). Ya ni hablar de las fosas del 2012, de los cuerpos colgados en Cadereyta. En cada una de las masacres hemos tenido una respuesta de los gobiernos. En la primera por ser un acontecimiento que se desbordada lo que el gobierno hizo fue pronto quitarse esta papa caliente de la mirada a nivel internacional. Pero al resolver, quitando la muerte y la masacre lo más pronto posible hubo poco cuidado y preservación de pruebas, de tratamiento de cuerpos, es más, con mucha injusticia hacia las familias (centroamericanas) porque no les permitieron ver y reconocer si efectivamente los cuerpos que llegaron son los de sus hijos, etc.
Este desaseo ha permitido que la gente siga viviendo una injusticia, porque no sabe la realidad, y no llega finalmente una aplicación efectiva de la justicia ni para ella ni para sus hijos, pero es un modelo que sigue repitiéndose en los demás eventos. Recuerdo muy bien haber acompañado las 5 masacres, y muy bien en el segundo evento en las fosas de San Fernando escuchar a funcionarios dentro de cancillería decir: “Ay pero no son migrantes”, cuando no tenían ni siquiera de información completa del acontecimiento que estaba encontrando de fosas, de fosas que hablaban de más de 190 personas ahí masacradas.
— ¿A qué nos lleva la falta de justicia?
— Esta negación, este actuar repentino, este no querer llegar a la verdad, a saber la colusión y la corrupción de cuerpos policiacos, entonces lo que permite es que para los grupos criminales se ve el permiso por parte del Estado a seguir cometiendo crímenes de lesa humanidad, porque saben que al final del día estos crímenes van a quedar impunes y los grupos criminales y las mismas autoridades coludidas pues van a ayudar en un invisibilidad para seguir cometiendo los delitos que se les antoje.
— ¿Camargo sigue el mismo patrón de las demás masacres? Se han detenido a 12 policías.
—Hoy con esta última masacre de Camargo, pues hemos tenido un poco más de información, al menos eso es lo que nos quieren informar del actuar de estos policías, de esta policía especial. No nos confundamos, es una masacre, es un delito. Tal vez las formas en cómo se está actuando estén siendo un poco distintas. Pero esto no exime que esto es un delito, que esto es una masacre, hay colusión de autoridades, hay presencia de crimen organizado y se tiene que actuar para llegar a la justicia y llegar a todos los niveles. Si hay presencia del crimen organizado pues a él se tiene que investigar, a detener, a erradicar; si es la autoridad se tiene que llegar también con ellas, dígase policía, agentes de migración, o de la propia CNDH si es que tuvo conocimiento, y en las omisiones de no actuación tiene una cierta responsabilidad. Pero no podemos seguir negando hechos de diferentes instituciones gubernamentales que tienen una responsabilidad y que tendrían que tener una aplicación de la justicia porque han dejado de actuar en una responsabilidad que tienen desde la visión pro persona que la Constitución marca.
— En el discurso ahora se dice que no hay un combate frontal al crimen organizado, que no hay una guerra contra las drogas de AMLO. Pero en los hechos sí hay una participación de las Fuerzas Armadas y vemos como nuevas policías como la Guardia Nacional al final del día se conforma por policías militares. ¿Desde su perspectiva, además de las autoridades coludidas cree que hay una estrategia de seguridad que ha fomentado la violencia?
— Mira, es verdad, han militarizado al país. Sólo que disfrazado de la Guardia Nacional, pero son los militares haciendo y realizando la seguridad pública. Eso es evidente. No sé si realmente no hay un combate al narcotráfico y el crimen organizado declarado, pero sí practicado. ¿Qué quiero decir con esto? Que si no hay esta actuación contra los grupos criminales entonces qué función tiene el Ejército, y el ejército disfrazado llamado Guardia Nacional a estar en la calle.
— ¿Se necesita un cambio de estrategia?
Por supuesto, se tiene que pensar en una estrategia distinta. Una que tenga que ver con muchas otras cosas más. México sigue estando en una situación económica desfavorable, no somos un primer mundo, no somos un país con una economía desarrollada, y con una situación de pobreza menor. Eso no se cura la noche a la mañana, eso no lo va a resolver Andrés Manuel en el tiempo del sexenio en México. No puede haber una política de resolución de la pobreza, si no va acompañada de forma holística de contrapropuestas.
¿Qué quiero decir con esto? No hay una contrapropuesta atractiva paras los jóvenes, los niños, que muchos de ellos desde pequeños nacen sin opción o van mirando los grupos criminales como un modelo de atracción para seguir. No hay una competitividad para decir, bueno, es cierto existen los grupos criminales pero mira tú como joven estudias y también tienes posibilidad de inmiscuirse y desarrollarte profesionalmente. Tienes posibilidades de encontrar un trabajo acordes a lo que tú estudias y con un salario digno y posibilidad de desarrollar tu vida, tu entorno, tu familia, esto no lo tenemos en México, pero tampoco lo encontramos en Centroamérica.
— En México el crimen organizado está muy metido en las rutas migratorias y quisiera preguntarle si de pronto también los migrantes que usted acompaña (en España) de alguna forma pasan por circunstancias similares.
— Sí,hay muchos puntos de similitud. En cuanto a este tráfico, aquí sobre todo con la migración que viene de África existen estas redes, redes de tráfico que tal vez no las tenga tan ubicadas, pero sí por los testimonios de los migrantes llegan a contarnos. Hablan de cómo la gente llega, de pasar de un país a otro. Cómo los hacen esperar en lugares donde concentran a la población, no propiamente estas casas que nosotros conocemos allá en México, pero sí en lugares aquí en África, lugares en donde gente tuvo que esperar si quiere seguir atravesando de una u otra forma. Sobre todo la gente que viene de más abajo, de la parte subsahariana, ellos hablan del peligro que es llegar a Argelia, de llegar a Libia, por los grupos violentos y además por la presencia violenta de las autoridades.
— ¿Qué papel deben jugar los países que son de tránsito de migrantes, como México, como Marruecos, como Libia, y otros, y lo digo porque hemos visto cómo se han rechazado recientemente las caravanas migrantes, incluso en las fronteras se hacen cercos?
— Yo creo que tienen una responsabilidad grandísima. Pero además necesitan asumir su responsabilidad de poder ofrecer condiciones para que las personas ejerzan su derecho a no migrar en las condiciones que hoy por hoy la gente huye. Y esto tiene que ver con los modelos de desarrollo que implementan los países de tránsito y de expulsión de personas que no generan estas condiciones mínimas para que la gente logre quedarse en sus lugares de origen. Es que para Centroamérica y para México el hecho de que la gente siga migrando hasta cierto punto es un escape a una complejidad por gente que mantienes ahí y que no tienes posibilidad de ofrecerles otras alternativas ni seguridad social.
— Recién vimos en Guatemala como un cerco de militares apaleó a una caravana que venía de Honduras.
Los países de Centroamérica me parece que en estos últimos años, del 2018 a la fecha han olvidado pactos que tienen, como el CA-4 de movilidad permitida, un permiso de movimiento como lo tiene acá la Unión Europea, y transgrediendo este derecho que los mismos Estados ofrecieron. Hoy por hoy se vuelve un bloque de países para cuidar, en aras de cuidar la vida, entre comillas del covid, los territorios de otros países.
— ¿De Estados Unidos?
— Detrás de este bloqueo militar, de cercos, de muros efectivos, pues está también está la recepción de dinero que viene de los Estados Unidos y que tiene la política migratoria a través de la cual los estados se sujetan. Es decir, esta política de militarización, de contención, de muros no físicos, sino militares para evitar que la gente pase. Me parece que los países de tránsito tendrían que tener otra mirada y recordar este principio que ellos han construido de la movilidad dentro del territorio centroamericano, pero también entender que hay una responsabilidad primordial de propuesta de desarrollo para que la gente ejerza su derecho no migrar. Y si tienen que emigrar que lo hagan por corredores humanitarios para que puedan salvar la vida de quienes huyen porque en sus países es peligroso quedarse a vivir.