
Ha muerto una mujer del pueblo.
Con la sensibilidad que da ser pueblo.
Vio sufrir a los migrantes y en ellos vio la encarnación del Cristo negro.
Comenzó por compartir con ellos lo poco que tenía.
Extendió su tarea hasta hacer un trabajo de dedicar su tiempo a darles de comer.
Y con el tiempo la lucha de las patronas se extendió a lo largo de la vía por la que circula «la bestia».
Sin dejar de darles de comer ni de atenderles su lucha se convirtió también en política hasta conseguir cambiar leyes en México en favor de los derechos humanos.
Tanto la Sra. Leo como el resto de las Patronas hicieron de su vida Solidaridad, compartiendo hasta lo necesario para vivir.
Su fe la llevó a la lucha y en la lucha la sostuvo.
Nuestro más sentido pésame a su familia y a sus compañeras de lucha.
Un fuerte abrazo Norma, Leo, Jaffet…
¡Hasta el cielo Sra. Leo!
Descanse en paz.

Las patronas son unas mujeres campesinas que veían pasar todos los días un tren de mercancías por su aldea. Un día cuando volvían de la compra el tren profirió un grito desgarrador: «Madre, tenemos hambre».
Ellas, desconcertadas, lanzaron la comida recién comprada al tren y unas manos la recogieron y unas voces dijeron gracias y en ese momento descubrieron que ese tren transportaba seres humanos hambrientos y necesitados. Era «La Bestia» y sobre él viajaban migrantes centroamericanos con el sueño de llegar a EEUU y a merced de mil peligros. Aquella acción se repitió día tras día y de forma creciente. Prepararon comida, pero también lucharon por cambiar las leyes; cuidaron y a la vez transformaron la realidad.
La humildad y el deseo de «crecer hacia abajo» siguen siendo sus señas de identidad. Tras 25 años de labor solidaria, ellas siguen afirmando que «Todo lo que hacemos es para agradecer a los pobres que nos dejen servirles».

Fotografías de Ester Medina