Fuente: despilfarroalimentario.org
Las dos grandes preocupaciones de la sociedad española en estos últimos meses son la disparatada inflación en el precio de los alimentos y los costes de la energía (carburantes, electricidad), que están haciendo imposible una cesta de la compra para la mayor parte de las familias.
Además, a lo largo del verano hemos podido constatar una fortísima caída en las cosechas de cereales, frutas, verduras, forrajes para animales y un largo etcétera… por no hablar del aceite de oliva, provocada por un clima cada vez más imprevisible.
Alimentos que dependen de un aporte enorme de energía (y otros recursos como agua, suelo, mano de obra…) para producirlos, transportarlos, transformarlos y distribuirlos. Energía cada vez más cara e inaccesible (prácticamente todas las fuentes de energía fósil están fuera de España y de Europa).
Todo ello nos hace ver la enorme dependencia e interrelación entre clima, energía y alimentos. La crisis de cada uno de ellos arrastra a los otros, en un grave círculo vicioso, que puede llevarnos a escenarios muy inquietantes en un futuro muy cercano.
A pesar de la evidencia, nuestro sistema alimentario sigue tirando enormes cantidades de alimentos cada día, en gestos cotidianos en nuestras casas, supermercados, tiendas de barrio, comedores escolares, en la industria e incluso en el propio campo que los hace crecer.
Aún sin Ley
Desde la disolución de las Cortes Generales para la convocatoria de las elecciones del 28 J, se han despilfarrado, sólo en nuestro país, ¡más de 3 millones de toneladas de alimentos!
La ley no hubiera resuelto, por sí sola, que se hubieran despilfarrado esos alimentos, pero era y debe seguir siendo una pieza clave para paliarlo. Y así evitar las consecuencias directas que produce como la pérdida de agua, energía, fertilizantes, la presión inútil sobre el clima, el incremento de costes y precios de los alimentos,… en un momento en el que crece la pobreza alimentaria en nuestro país y el hambre en todo el mundo.
Un auténtico despropósito cuando apenas quedaban algunos pequeños trámites en el Senado para haber logrado la primera ley sobre pérdidas y desperdicio de alimentos en España.
¿Cuánto tiempo más tardaremos en parar este absurdo comportamiento? ¿Cuánto deberemos esperar para tener una ley ambiciosa y realista que ayude a romper este círculo?
Desde el Colectivo Ley Sin Desperdicio seguimos y seguiremos empujando y colaborando para que la prevención y la concienciación, nos lleven a una ley a la altura que este grave reto merece. Y por ello, en un día como el próximo 29 de septiembre, Día internacional de concienciación sobre la pérdida y desperdicio de alimentos, volvemos a recordar las exigencias que planteamos a todos los partidos políticos para lograr esta necesaria y urgente ley.