Autora: Ibone Olza
Fuente: iboneolza.org
l dolor fue el inicio, pero el motor, el alimento, el sentido fue y sigue siendo el amor. El amor no se resigna y convierte la rabia en fuerza para transformarse y transformar las cosas. El amor que nos regalan nuestros hijos e hijas y nuestros esposos, así como nuestro amor por ellos es fuente inagotable de energía solidaria. Una matrona y una psicóloga con la cabeza, el corazón y las manos llenos de nombres, los de nuestros hijos e hijas y tantos otros…
Esta frase, incluida en el prólogo que las propias autoras han escrito al libro DUELO PERINATAL (publicado por la Editorial Síntesis dentro de la colección Temas en Perinatalidad que tengo el honor de dirigir), sintetiza precisamente la riqueza y belleza de este libro joya que ve la luz estos días. Pilar Gómez-Ulla, psicóloga, y Manuela Contreras, matrona, han escrito este libro que estoy segura será la referencia para todas las personas que atienden y/o a acompañan en el difícil duelo que se da cuando llega la muerte al inicio de la vida. Como ellas mismas expresan:
La vocación profesional sigue siendo importante en la mejora de los cuidados al duelo perinatal. Sentimos un profundo respeto por la ciencia y admiración por todos los que trabajan y aportan en este trabajo compartido en hospitales, consultas de atención primaria, universidades, escuelas, salas de terapia y grupos de apoyo.
Habiendo revisado y leído el libro a lo largo de este año verlo acabado me parece emocionante, un logro digno de celebrarse. Es un texto completísimo en el que se han incluido temáticas que clasicamente suelen quedar fuera de los cursos de atención al duelo perinatal, como son los cuidados paliativos neonatales, el impacto en los profesionales que atienden estos procesos, las voces y experiencias de los supervivientes, sean abuel@s, herman@s o familia elegida o la realidad poco visible de la muerte materna. El prólogo recoge también estas reflexiones que me parece importantísimo difundir:
El dolor de las madres, los padres y familias de bebés fallecidos, el dolor sin palabras de las profesionales y el silencio extraño en tomo a tantas lágrimas eran como un grito imposible de ignorar. Es necesario responder de un modo más humano, abrazarnos en el dolor y atravesarlo con menos miedo, más amor y más solidaridad…
Partos de hijos e hijas muertos, partos de hijos e hijas vivos que mueren al poco de nacer, partos de hijos e hijas que viven, crecen y se entretejen todos en la maravillosa tela de la vida. Entretanto, viviamos la atención sanitaria fría, torpe e incapaz de acoger la belleza del encuentre que se da cuando la vida y la muerte se encuentran. El silencio de la psicología, de la sociedad, de los medios, de los libros de texto, de la escuela, de los amigos. de las familias…, ese silencio absurdo nos interpela.
¡Alguien tiene que gritar que el emperador está desnudo! Que los hijos y las hijas mueren. Que después de la muerte de las criaturas hay que aprender a vivir de nuevo. Que hay muchas cosas que se pueden y se deben hacer mejor. Que los hijos de madres empobrecidas mueren más y mueren por causas evitables.
Desde esa vocación amorosa, desde ese deseo de seguir aprendiendo a vivir y amar, desde esa necesidad de nombrar los contextos y violencias también en las que a veces acontecen estas muertes, deseo que este libro llegue a todos los rincones y tenga una larguísima vida; sé que la sociedad entera se beneficiará de ello.