Fallo del concurso de fotografía «La comida no se tira».

El proceso no ha sido fácil. Se han destacado bastantes fotografías por su originalidad y actualidad en un mundo en donde la comida se valora bastante poco.
De todas las presentadas hemos elegido tres fotografías, no destacando ninguna sobre las demás.

Por su actualidad a la vez de originalidad de la idea, en una sociedad en la que es más sencillo tirar que compartir: «PAN-adie»

Vivimos en un mundo tan absurdo que es más sencillo tirar que compartir. Más difícil pensar en el otro que en mi comodidad. Si no es para mi, tampoco es para ti. Para nadie.

José Mª Santos Rodríguez

Por el poder visual y sensibilidad que aporta la imagen, la cual se entiende en un primer golpe de vista: «Una segunda oportunidad»

Muchas personas de mi entorno cuando una parte del alimento se estropea lo tiran todo por miedo a contaminarse o a enfermar; en casa preferimos intentar una segunda oportunidad ( a no ser que huela demasiado mal o el deterioro afecte a casi la totalidad del alimento) y en esta ocasión resultó un purecito de calabaza riquísimo

Cristina Casanova González

Por la evidencia que muestra la imagen de un mundo dividido, en donde personas y animales se alimentan de nuestras sobras. y a la vez de la calidad artística que refleja la imagen: «Dramático panorama»

El continente americano tiene todavía un largo y cuestionable problema por solucionar y donde pueda tomar acciones sobre los desperdicios de alimentos. En América Latina por ejemplo es incontable la cantidad de desperdicio de alimentos provenientes de los hogares. Este es un grave problema donde los consumidores simplemente compran más de lo que pueden comer. El impacto económico y social también es brutal si se toma en cuenta la gran cantidad de personas que no tiene acceso a alimentos de calidad en cada país latinoamericano. De allí, la gran contradicción entre el desperdicio de alimentos y la falta de los mismos para tanta gente. La reducción de la pérdida y el desperdicio de comida es prioritaria en Latinoamérica en la que miles de personas padecen hambre a diario. Al desperdiciar menos comida podemos construir un mundo sin hambre. En esta serie fotográfica, se muestra como en distintas ciudades de Venezuela personas buscan comida en la basura. Las afueras de los restaurantes y supermercados son los sitios más frecuentados por las personas que no tienen que comer y que buscan en estos lugares lo que describen como la mejor basura. De estos basureros agarran algo que para alguien representa un desperdicio, pero para ellos es la única y mejor alternativa para saciar el hambre. La crisis económica, alimentaria y nutricional hizo que en los basureros domésticos fuese común ver niños, hombres, mujeres quienes quizás trabajan, pero buscan en los depósitos de basura porque sus sueldos no les alcanzan para comer. Las fotografías de venezolanos hurgando en la basura en donde ellos encuentran pedazos de carne, queso y trozos de verduras o frutas, se han convertido en símbolos del colapso del país petrolero, marcado por la escasez de alimentos y medicinas, así como por una persistente hiperinflación. Aunque no es raro ver a personas pobres vivir en las calles de los países más ricos del mundo, es poco común ver a personas con trabajos a tiempo completo que dependan de la basura para mantener a sus familias. Todas esas toneladas de alimentos desperdiciados y desechados podrían suplir las necesidades nutricionales de gran parte de la población vulnerable. Así que antes de botar alimentos es importante fomentar la idea y crear la costumbre de la donación de comida de buena calidad para quienes la necesitan.

Alejandro José Pernía Paredes

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *