Por Eugenio Alberto Rodríguez
¿Es fácil criticar a toro pasado?En todo este tiempo de sindemia muchas veces se ha intentado ningunear la visión crítica señalando que es fácil decirl las cosas cuando no tienes el toro encima. El mensaje de colaboración con las autoridades no es irracional pero esa colaboración tampoco puede pedirse que se haga a ciegas. Eso de que criticar es fácil no lo veo tan claro; es más, me parece más fácil ponerse las orejeras y olvidar aquello de Erich Fromm: También hay miedo a la libertad. Los críticos hemos soportado todo tipo de presiones y vejaciones, suaves algunas y duras otras. Hay personas vacunadas simplemente por la posibilidad real de perder el trabajo aunque su médico no se lo recomendaba. Eso también es inmoral por parte de los presionantes cuando los profesores contagiados en su trabajo son una cantidad cercana a cero. La crítica sensata, rigurosa, que incluye a uno mismo, normalmente es amor, es deseo de verdad, es acto de aportar, es sacrificio alegre del propio tiempo. Y la DSI lo ha hecho con frecuencia, por ejemplo con sus duras críticas a capitalismo y comunismo. Alfonso Guerra dijo de Juan Pablo II que “nos ha pasado por la izquierda” ante el mismo documento que levantó las iras de los editorialistas del New York Times. Un Papa con pensamiento de izquierda real les resultó insoportable. Criticar es arriesgado, criticar es salir del vicentismo, criticar compromete.
Optimismo y esperanza democráticos. La democracia posterior a la Segunda Guerra Mundial se asentó gracias a la crítica de los regímenes totalitarios. El mal es mal y no es deseable pero también es cierto que en el mal aprendemos, que es un acicate, igual que los problemas de salud nos ayudan a decidir cuidar la salud. En este sentido creemos que la gestión autoritaria de la crisis nos servirá para tomar conciencia de la importancia de la democracia. Hará crecer, si queremos, la democracia.
Modelo sanitario horizontal. En esta línea democrática es de esperar que también el modelo sanitario sea más democrático. Que los sanitarios abandonen el viejo paternalismo que ya van abandonando con hechos tan claros como que hoy nadie discute el derecho del paciente a saber todo lo que quiera saber, derecho negado no hace tanto. También es de esperar que entre los sanitarios se dé una mayor igualdad. Que los sanitarios de hospital no sean una élite superior a la clase de tropa de los centro de salud; que entre médicos, enfermería y auxiliares haya también más igualdad, también económica. Que los pacientes sean respetados completamente en sus posibilidades de autogestión en sentido pleno: protagonistas de ese momento vital; y quede claro que no nos referimos a una eutanasia que, más allá de las teorías, más bien será heterotanasia, aporotanasia, exprimidostanasia o aparentemente “libre” petición de muerte presionado por circunstancias sociales y económicas que no son adecuadamente atendidas. Aquí también esperamos que las dosis de paternalismo vayan bajando.
Democracia política y económica. Lo realmente decisivo es que los más pudientes no solo han tenido mayor protección contra el COVID sino que han potenciado sus posibilidades. Por eso, durante la pandemia el número de millonarios se ha disparado. La pandemia ha retratado fielmente las diferencias sociales de nuestro país y del mundo entero exagerándolas aún más. Los movimientos solidarios de la historia han defendido que la democracia-democracia exigía trabajar, desarrollar y esforzarse por la democracia económica, es decir, por la igualdad y fraternidad económicas: “De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades”. La democracia económica exige salario justo, afrontar y disminuir drásticamente las desigualdades salariales, desarrollar formas de copropiedad, incluso de los medios de producción, cooperativismo, intervención pública en áreas imprescindibles como la energía, el transporte y todo aquello en lo que la experiencia nos diga que es necesario para el bien de todos. Camilo Sánchez, alcalde en su día más votado de España en ciudades de más de 20.000 habitantes, creía que, al tiempo que se cultivaba la democracia económica, debía cultivarse la democracia política, y tenía razón. Moría hace 20 años y siguen haciendo falta personas que se plantean intervenir en la estructura económica del mundo desde la acción política. No contar con ellos nos ha salido caro. Esta crisis ¿pro-vocará vocaciones así?
¿Todo negro?Así las cosas es posible que el lector piense que vemos todo negro. No es verdad. Es honesto y esperanzador ver negro lo negro. Es lo mínimo que merece todo sufrimiento. No dejamos de ver los esfuerzos de quienes se han gastado en el servicio, en el trabajo, en los laboratorios, etcétera… pero es mucho el sufrimiento innecesario, es mucho el ataque a la dignidad humana y por eso nos planteamos “nuevas formas de democracia” que decía Pablo VI. El futuro está abierto. Será lo que hagamos. Irá hacia donde empujemos.
Conclusión. Noética, ética y estética. El conocimiento, el comportamiento y la belleza debe caminar armónicamente. Normalmente cuando se ataca alguna de estas tres patas de la persona y de la sociedad, se ataca también las otras. Proponemos una ciencia (noética) con conciencia (ética) y belleza (estética). El equilibrio entre estas fuerzas es importante. Lo contrario de ello es esta gestión sin razón, sin moral y profundamente fea. Criticando y actuando estamos construyendo verdad, moral, belleza.