Javier Marijuán
Un fantasma recorre el mundo: el fantasma de los magnates que manejan los hilos del mundo. Como en otros tiempos fueron los nobles, los banqueros, los potentados del petróleo, los reyes de la metalurgia, etc., hoy los propietarios de las grandes empresas tecnológicas y de la distribución no se esconden en hacer ostentación de su poder. Desafían a gobiernos con descaro, diseñan ciudades a su medida, vuelan al espacio, financian campañas e interfieren en procesos electorales y hasta se sientan en consejos de ministros.
¿Hay respuesta a un mundo dominado por el dinero? Los forofos del Estado se baten en retirada en muchos lugares y son barridos por youtubers o tertulianos deslenguados despeinados que hacen apología de la insolidaridad y del insulto a la justicia social.
Pero los extremos se tocan y la ola reaccionaria no deja de ser el contrapunto a un “progresismo” incapaz de dar respuesta a los retos del mundo.
La mejor síntesis entre Movimiento Obrero y Doctrina Social de la Iglesia la hizo Guillermo Rovirosa en su obra el Cooperatismo Integral que merece ser reeditada y leída. Nos aportó un caudal de buenas ideas para superar el dilema del Estado cuartel y el Mercado de alquiler desbocados que son fuente de opresión y son incapaces de liberar al hombre.
El protagonismo humano y la justicia social, nos enseñaba Rovirosa avanzan con una organización social y económica acorde con el prototipo de asociación que es la familia. Igual que sentiríamos asco por una familia en el que el hermano mayor esclavizara a sus hermanos pequeños, la misma repugnancia da un sistema que se basa en la compra y venta de personas a través de contratos basura o un consumismo sin alma.
El día que abramos los ojos a las ventajas de la cooperación y nos pongamos manos a la obra haremos realidad los espléndidos presagios que ya circulan por el mundo. La solidaridad de los débiles es generadora de una fuerza, que aliada con el adelanto científico, puede dar la batalla al individualismo y reorientar las fuerzas del mundo a su genuino objetivo. Claro que los capitanes ante los que tantos se arrodillan tienen los pies de barro. Su poder radica en las legiones de siervos que creen que no se puede hacer nada y practican el malísimo método de no hacer nada y criticar. Viendo fantasmas por todos lados menos el de su inacción.