Nos alegramos de haber tenido esta mesa redonda “COVID, infancia y escuela” para poder dialogar sobre cómo vemos que estamos viviendo y respondiendo familias y escuela ante los cambios que el COVID ha impuesto. Unos necesarios. Otros sin ninguna evidencia científica. Por eso quisimos hablar familias, profesionales sanitarios, de la educación y de la psicología.
Algunos aspectos fruto de la exposición de los ponentes y del diálogo posterior fueron:
- El cierre de las escuelas y la calle para los niños, fue una medida que no tuvo parangón con otros países. 22 países europeos abrieron las escuelas infantiles y de primaria, y/o de los últimos cursos de secundaria, en mayo y en junio
- Se estigmatizó a los niños (se les llamó “hipercontagiadores”), sin ninguna evidencia al respecto. Al contrario, desde Abril, la evidencia científica desmontaba esta etiqueta. En Agosto el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades publicó un informe científico en el que no sólo ponía de manifiesto que la reapertura de escuelas no se había asociado con importantes aumentos en la transmisión comunitaria y que eran lugares seguros, sino que la mayor contagiosidad se da en entornos domésticos.
- De la noche a la mañana los padres se convirtieron en maestros de sus hijos, además de seguir trabajando. Para algunos hogares esta situación fue un auténtico infierno. Viviendas con pocos metros cuadrados, sin acceso a internet o sin posibilidad de que sus padres pudieran asumir el rol de maestros. Violencia, maltrato infantil, abusos sexuales formaron también parte de este infierno. Las consecuencias a día de hoy no se pueden minimizar. Uno de cada cuatro niños sufre ansiedad tras el confinamiento
- Los pediatras están pidiendo desde hace tiempo que se aclare cuál es la indicación clara de PCR a los niños, ya que muchos síntomas de COVID coinciden con otras enfermedades y no se puede estar realizando PCR por cualquier síntoma
- Las familias que habitualmente han respondido autónomamente y con sentido común ante la enfermedad de los niños, ahora necesitan consultar más y están más indecisas y con miedo. La demanda del sistema sanitario es mayor. Esto se une a la situación moribunda (desde hace años) en la que está la atención primaria
- Hace falta inversión pública, pero no sólo en el sistema sanitario. La educación, el cuidado, el trabajo, la justicia es salud. Hacen falta que los protocolos se construyan de forma más abierta y horizontal. Con participación de los docentes, familias, …… y dar voz a los propios niños.
- Hay que volver a la presencialidad. Que no se confinen las clases completas en primaria (una medida que ya están tomando algunas CCAA) y garantizar las clases online y el seguimiento cuando un alumno está confinado. ¿Podemos unir esfuerzos profesores y familias para hacer esto posible? Se comentaron algunas experiencias de equipos directivos, profesores y familias exigiendo y promoviendo cambios en los protocolos COVID de los colegios e institutos. Sin embargo la tónica general no es esta implicación y protagonismo. Reflexionamos cómo es posible la pasividad frente a medidas que no están justificadas científicamente.
- Una mayor y mejor información científica proporcionada por responsables políticos es necesaria. Los servicios de salud pública de algunos países ofrecen a la ciudadanía una buena información estructurada por áreas acerca del COVID y la escuela y otros ámbitos.
- Se ha destapado no solo una brecha digital, sino una brecha social que ya existía en la escuela. No perdamos la oportunidad para que la escuela sea respuesta, es decir, que sea mejor para los que más lo necesitan, una escuela compensatoria de las diferencias sociales.
- Es necesario que profesores, familias y toda la sociedad demos una respuesta asociada y política ante lo que estamos viviendo.
A continuación reproducimos la aportación en la mesa redonda de un profesor de secundaria. Aportación preparada junto a otros profesores de infantil, primaria y universidad, y familias.