Estos días he tenido la fortuna de charlar con compañeros psicólogos sobre la intervención en situaciones de crisis y particularmente, la que nos está tocando vivir. Quería escribir como forma de agradecerles que compartan su buen hacer y su experiencia profesional y personal.
Me han contado que la experiencia de las familias que están viviendo situaciones muy duras muchas veces, la mayoría de las veces, es de comprensión, de valoración del trabajo y de agradecimiento profundo por las personas que han puesto en su camino. Y es que, en medio del dolor y a pocas horas de la situación del trauma, se sabe que lo que ocurre tiene impacto en el procesamiento a largo plazo. Es decir, que si tú tienes una experiencia con alguien que se acerca a ti, que te escucha, que está dispuesta a ayudarte en tus necesidades o con la que te sientes comprendida, tendrás más posibilidades de elaborar de una forma más constructiva la pérdida y/o trauma acontecidos.
Así que lo que hacen los sanitarios y otras personas tiene mucha importancia en la vivencia de las personas. Mucha.
Se sabe también, por otras epidemias, que los profesionales de la sanidad que están en primera línea sufren mucho impacto y si el gobierno, las instituciones, otros profesionales etc. no les ofrecemos el cuidado que requieren, es posible que un porcentaje importante de trabajadores desarrollen problemas de salud mental. Los psicólogos que intervienen en crisis están preocupados por llegar a ellos y hay servicios que se ponen en marcha, pero no están lográndolo de forma suficiente. Los médicos, enfermeras, auxiliares, personal de residencias, tienen muchos factores de estrés: adaptación a áreas de especialización que no controlan, falta de recursos sanitarios, informaciones y protocolos en permanente cambio, la propia afectación, cuarentena y sentimientos de culpa por no poder ayudar o contagiar, problemas éticos, desbordamiento, la sensación de no poder con el desconsuelo de las familias, etc. Estos profesionales requieren ser escuchados, tener ventilación emocional con personas adecuadas, contexto seguro y de confianza, refuerzo y agradecimiento. Y para eso, deben pedir ayuda. ¿Por qué no se llega a ellos? ¿Quizás les parece que tienen que estar preparados para todo? ¿Quizás sólo encuentran tiempo para descansar y no valoran suficientemente el apoyo psicológico? Parece ser que los profesionales sanitarios son uno de los colectivos a los que más cuesta solicitar y recibir ayuda de salud mental.
La crisis del covid va a durar, y habrá muchos altibajos. Va a cambiar muchas cosas. Es distinta a otras. Cuando pasa la enfermedad, vienen las cuarentenas, confinamientos, desempleo, problemas económicos, problemas familiares, duelos, situaciones estresantes. Y nadie estamos “fuera” (en otras crisis los que ayudaban venían de fuera de la situación y después regresaban a sus casas, a un espacio seguro). El estrés continuado tiene riesgos importantes si no se da respuesta a las necesidades, se comparte información constructiva, se fomenta el contacto y la vinculación social.
Se requiere una respuesta comunitaria política que haga llegar soluciones a los más empobrecidos, a las familias hacinadas, a los más machacados, y a los profesionales de primera línea (sanitarios, limpiadores, cajeras, repartidores, personal de cocinas, policías, celadores,…) que están trabajando en situaciones muy estresantes y en ocasiones, de explotación.
Este artículo va dedicado a los sanitarios y a sus responsables: Jefes de Servicio, Gerentes de Hospitales, Consejeros de Sanidad, Ministro de Sanidad y Presidente del Gobierno. Son momentos fundamentales para la salud pública y para la salud mental de la población.
Cristina Bandín. Psicóloga